No quedó más que decir adiós en silencio y sin la menor intención de decirlo, mucho menos con las ganas ni la fuerza que se necesitan para saber que ahora "es verdad" cuando se dice ese "adiós", quedito y sin ganas de que sea verdad.
El quedó prendido a su espalda para siempre.
Ella se colgó de su cuello de por vida.
Nadie lo notó jamás.
Y en las noches se platicaban en silencio y se abrazaban sin tener que hacerlo.
Nunca más volvieron a verse, las yemas de sus dedos jamás se tocaron de nuevo.
Y se hicieron viejos.
El se despertaba todas las noches a las 2:49 am en sus eternos y cronometrados insomnios, y ella siempre dormía de corrido soñándolo en ausencia desmedida y melancólica.
Y se pensaban cada noche aunque no se tocarán.
Y se hicieron abuelos.
Y el a veces decía palabras que sólo estaban hechas para ella.
Y ella lo olvidó en medio de un Alzheimer, pero siempre le necesito y extrañó, nunca su olor dejó de respirar.
Y se murieron.
Y nadie nunca supo que se hablaban cada noche desde que se dijeron adiós.
Y nadie nunca lo supo....
¿Y de qué sirvió?
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