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miércoles, 26 de septiembre de 2012

Todos los tiempos

Desde hace días ya no puedo pensar en mas futuro que el presente.

El presente se convierte en todos los tiempos. Nos recordamos en el pasado y nos reímos en él, en un futuro tan inmediato que termina con la carcajada en turno.

Renacemos en él a mis abuelos, a mis hijos, y los vuelvo a parir las veces que necesarias y más, con ese dolor que no es mas que la emoción mas pura que solamente una madre puede recordar y olvidar en un instante.

Muero en el pasado inmediato y me quedo con las rutas que habitan la geografía de mi alma que aún tiene muchos caminos por recorrer. Me olvido de cualquier pena que parecía majestuosa y construyo castillos y palacios en un espacio que tiene humedades en el techo, paredes descarapeladas que cuentan historias y sonrisas de familias que sacan desde lo mas profundo de sus entrañas la felicidad que nunca creerían poder encontrar en ventanas con vidrios rotos y percudidos .

Y cierro los ojos y escucho música en ese lugar que tiene desde ladrones de vida hasta inocentes cautivos y me imagino que esas guitarras y yo estamos en plenos portales de Veracruz bebiendo un mojito en vez de un jugo de naranja servido en vaso de plástico desechable.  Muerdo mi croissant bañado en chocolate y me traslado a los Campos Eliseos escuchando a alguien hablando en francés y veo a una pareja dándose un perfecto beso francés.

Y concluyo que a lo que nunca le pueden poner una jaula es a la mente, pero menos aún al corazón, cuando veo un gato amarillo subiendo un árbol que tiene atrapadas en sus ramas dos bolsas de plástico, para tratar de alcanzar a un gorrión que se escapa volando de ese intento de jardín gris que es mas verde que cualquier jardincito del Parque del Retiro.

Y a ti Lorenzo, que me diste la vida, me estás dando la más grande lección de vida que puedo aprender a mis cuarenta y dos, a tus setenta y dos, gracias siempre, mi Lorenzo, el mas Magnífico de todos los Lorenzos que han existido jamás.

Mi Lorenzo y yo

sábado, 22 de septiembre de 2012

Nadir

Me detengo en la lentitud de mi amanecer de otoño y me sostengo de tu mirada acomodándome en el recuerdo con cada partícula tuya.

Es lo único que me habita el resto del día. Me recorre como un escalofrío la columna que me abraza cada vértebra. Quiero regresar el tiempo, para hacerte eterno entre las yemas de mis dedos.

Y paro en tu respiración y me cuelgo a tu boca de donde absorbo bocanadas de tu alma.

Y quiero que el tiempo no se me escurra por los dedos y me resigno sin fuerza al final mientras desaparece tu fantasma y me cierras la puerta detrás sin voltear siquiera a verme de reojo.

Y pasan las horas de la mañana y la tarde y me quedo bebiendo- lo que me parece una inmensidad de tiempo.

Y se me descuelga tu alma porque te la llevas con las pisadas, pero me detengo en un instante mientras te recorro con los labios la frente. Y abro la mano en tu espalda acariciándote hasta los pulmones mientras se me escapa un gemido que se cuela por la ventana para salir por la calle detrás de ti, columpiandose en tu bolsillo izquierdo y metiéndose en tus pantalones.

Y levanto las piernas para ponerlas en los brazos de la silla de plástico donde estoy sentada a las doce del día, y te saco por mi cenit, pero te vuelves a mi por el nadir, y te me cuelas entre las piernas y te me metes de nuevo hasta el corazón.

Y me doy cuenta, que no sé qué hacer con esta lentitud de tiempo en el que te recorro recreándote con caricias abstractas y ausentes.

Y que no estás.

Que no estarás nunca.

Y que es cuando más metido te tengo y no quiero dejarte salir.


Entre mis piernas

martes, 18 de septiembre de 2012

Meditaciones

Mis dedos tienen la necesidad, imperiosa, de escribir desde hace días.  Parece que teclean los cuadritos negros de mi computadora mientras duermo, como si tocaran un piano inventado.

Mi mente es cosa a parte. Mi mente esta en tantos lugares a la vez que no puede detenerse a descansar o meditar ni en mi propia cabeza.
Y el corazón se me metió detrás del esternón y casi no me lo puedo tocar, está hibernando en un agonizante verano después de tantos inviernos latidos en compases disparejos.

La abrumación es interesante. A veces pesada, ocupa todas las células de mi cuerpo. Otras es tan liviana que parece que soy una pluma, de esas que vienen cayendo lentamente en el aire, como en una foto de portada de algún libro de superación personal.

A veces acabo el día hablando y parezco borracha. Parece, -literalmente-, que vomito las palabras. O mas bien que voy a vomitar mientras pronuncio lentamente cada letra de cada palabra de cada oración.

Y de repente, se acabó el día.

Y sueño sueños aún mas violentos de los que no me acuerdo cuando despierto antes de la alarma.

Y lo abstracto se vuelve tangible, y lo tangible se desintegra ante mi mirada -no atónita-, sino cínica y superflua.

El bajomundo se vuelve mi piso y mi realidad. Los malos se vuelven santos y los santos son todos dioses. Los rezos son mis mantras mudos. Lo que toco se vuelve oro falso. Lo que escucho son historias fantásticas mas reales que tu y que yo.

Invento hermandades con mujeres con las que he cruzado cinco palabras pero una mirada cómplice y dos abrazos que nunca nadie me hubiera dado en toda mi vida.  Me aferro a duendes que no existen en un mar lejano y me desentiendo de ti que supuestamente estás a mi lado pero que nunca lo has estado.

Me invento flores que me regalas, les cambio el agua, les hablo y las alejo de Merlina para que no las tire al piso estrellando el florero en miles de pedacitos que forman mi amor por ti.

...sobre todo eso...

...Me invento las flores que no me regalas...

(y mientras tanto, el duerme y yo duermo, y me agobia la lluvia que nos llueve y que no sé si le moja en las noches o si le duelen los huesos con frío y humedad, y si mal come...y si piensa y medita todas sus vidas allí, mientras yo espero poder visitarle para verlo y que me dé fuerza, mientras yo le trato de dar la poca que me queda, mientras sé que lo único que no nos quitarán jamás es el amor que sentimos, y la libertad de pensarnos todo el tiempo y las ganas de abrazarnos cuatro veces por semana...)

Meditando todas tus maravillosas vidas

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Sueños violentos

Las pesadillas han quedado atrás.

Van muchas noches de sueños violentos.

Pateo, me despierto, deshago la cama, no dejo de dar vueltas. Sueño con personajes de mi pasado y futuro, no quepo en el departamento entero de tan violentos que son.

El origen lo siento a nivel molecular, la gestación en la nuca, desde la espalda parece que me recorre cada vértebra y se detiene en el cóxis y se me mete entre las piernas algunas veces, otras sigue hasta el talón de Aquiles, otras me da la vuelta hasta las rodillas, me besa en envés, gira y se mete a mi ombligo para acunarse hasta que se le da la gana.
Pero donde mas siento el nacimiento de los sueños violentos es en las caderas, de ahí se abrazan para tomar impulso y brincar al limbo.

Y amanezco cansada, a veces recuerdo un instante de violencia, otro el descenlace, otras veces cada detalle de todos los sueños que ocurrieron en toda la noche.

A veces, -como hoy-, me doy cuenta que empiezan a media tarde.  Normalmente acostada en el sillón naranja...Y todo ocurre cuando me doy cuenta que me estoy volviendo como tu.  Evito el razonar, le doy la vuelta a la realidad, pongo la mente en blanco. Me evado de lo que tiene que pasar, lo escondo en el subsuelo de mi corazón, lo atrapo en el trasero de mi hipotálamo.

Y todo comenzó a pasar hace unas semanas. Me empecé a secar por dentro y por fuera. En aparente tranquilidad me fuí blindando mientras me forraba el cuerpo por las noches, -dormida-,  de pétalos de orquidea.

Y así pasaron varias noches, y durante sus días no me dí cuenta, hasta que en el biceps, ahí donde hoy me acariciaste brevemente, noté que se me descarapelaba la piel...y empecé a jalar y ver que era un pétalo color morado, justamente como la orquidea que está en la cocina...pero ví que apenas sostenía el siguiente pétalo, y por un momento vi puntitas de miles de pétalos en mi piel: brazos, piernas, pechos, y alrededor de las clavículas...y si jalaba lo suficientemente fuerte, seguramente desarmaría por completo mi cuerpo y mi corazón se quedaría sin jaula...

Así que chupé con estilo y dedicación erótica las yemas de mis dedos y humedecí ese pétalo frágil y traicionero hasta dejarlo pegado al anterior y al que seguramente se me pondrá hoy por la noche...

Y cerré los ojos brevemente mientras te respiraba en algún lugar de mis recuerdos, tratando de trazar la línea de tu mandíbula mientras te digo adiós sin palabras y con ganas de no irme nunca. Mientras te ataba a mis ojos para que no te esfumes jamás. Mientras te decía que me tienes seca como nunca me he sentido. Me tienes postrada ante el vacío. Me tienes incrustada con pedazos de ti, que me aguijonean como espinas largas, puntiaguda y ácidas que me desarman en gotas de sangre dusfrazadas de lágrimas, así como las redondas gotas milimétricas de sangre que tenías en la yema de un dedo hoy, que te dije y no sabías cómo te habían salido, que te dije mientras te recorría todos los milímetros de piel y te medía las miradas, sosteniendotelas de tal forma para poder robarte el alma que no me dejaste robar.

Y así me tienes, y así me has tenido.

Me tienes seca de amor, me tienes tan seca, que en el momento en que me caiga una gota de agua salada del Mar de Cortés, probablemente me muera de desazón y vare como ballena en alguna playa porque simplemente no puedo concebir una vida sin tus ojos que me miren.

Así que hoy, buscaré entre las violencias de la noche, un sueño blanco y crispante, deslumbrante, entre sábanas de algodón, donde alguien que no conozco seguramente me entienda, me abrace y me hable de historias de volcanes, de heroes griegos, de soledades y de consuelos mientras me arrulla y me deja llorar cuentas de perlas que guardaré en alguna cajita para engarzar en hilos de paja en alguna otra vida.

Pero sin ti.

Gestación molecular