Se trasladan de la memoria cerebral, a la memoria celular de mi corazón, arterias y venas.
La inconciencia de mi memoria es la que se encarga de todo.
Se vale de recuerdos que yo ya no recuerdo, de cicatrices borradas y de dolores olvidados.
Y mientras se vale de todo eso, -que yo siempre pienso que no es nada comparado con historias que viven a mi alrededor-, mi sangre se acelera en pequeñas explosiones.
Erupciones microscópicas en cada célula, en cada glóbolo, blanco y rojo...
En el cerebro van y vienen sinápsis, descargas, descontroles.
Mi cráneo a la defensiva aniquilando los terremotos que contiene dentro.
A veces siento que se va a pulverizar en un segundo.
Que solo quedará mi cuero cabelludo defendiendo mi cerebro y cerebelo de cualquier tormenta o lluvia de estrellas.
Mi cuerpo no entiende el lenguaje de mi cerebro.
Mi corazón se encuentra en medio, tratando de equilibrarlos, de encontrar el punto medio a base de negociaciones silenciosas.
Y entonces es cuando me arde el corazón...así como lo escuché en el radio en la mañana y supe que la locutora me lo decía a mi, y no a los millones de radioescuchas que manejaban a mi alrededor...
Arde, arde como si el cerebro le echara un limon exprimido.
Arde como si mi cuerpo lo quemara con algún ácido.
Y ya no encuentro la receta para curarme la psique.
Y me volví resistente a cualquier medicina.
Los jadeos se me escapan como palabras que no puedo pronunciar.
Mi corazón tiene una fisura y tiene lágrimas de sirena dentro.
Y las cenizas disfrazadas de sonrisas que mi cuerpo va dejando a cada paso quieren volar, quedarse en una montaña con vista al mar.
O en un mar sin montaña.
O en una montaña que alguna vez soñó con el mar.
Corazón de vidrio soplado con aire del mar y relleno con 9 lágrimas de Sirena |
2 comentarios:
Arde...
...como si al cerebro le echaran limón exprimido.
¡Qué imagen!
Cuatro manos... recuerda
A mí me pareces mágica.
Como una estrella.
Besos.
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