Mis favoritos

sábado, 6 de octubre de 2012

Cuando me alcances

Cada día se me ha convertido en una vida, corta e intensa, fugaz, escurridiza, fría con corrientes tibias y multicolores.

Voy marcándome los días en los antebrazos, con cuatro rayas cruzadas por una quinta. Como reo en las paredes de su celda. Y aun así, no cuento un solo instante de este tiempo, pero así completé ayer con tu ausencia un año exacto. Un día como ayer vivíamos una luna de miel donde me decías -te amo-, y entonces, mis días eran tu eternidad y yo dentro de ella formaba marejadas hasta que desaparecí tu Isla de la Tranquilidad, esa que estaba gobernada por la reina de la Luz. Me dediqué y empeñé hasta que transformé tu vida en un terremoto diario y cuando me dí cuenta nadaba en tus mares y hasta ayer, que terminó mi vida de ayer, me estaba ahogando en tu océano.

Con cada amanecer, se me aparece una sirena que creo que tiene la cara de una amiga y la voz de una de mis hermanas, y me canta, me sopla oxígeno y me inyecta adrenalina para dar brazadas y seguir nadando hasta que llegue la séptima ola y me saque de tus mareas.

Y así pasan los días. Y así me sigo tatuando los brazos. Y viviendo viditas instantáneas...y así te perdí un día en el que comenzaste a nadar contracorriente siguiendo una estrella fugaz, porque como no eres marino, no sabes que debes seguir a la estrella del norte. Y te lo dije, te lo grité, mientras una ballena gris me detenía en su lomo para desde ahí gritar aún más fuerte. Hasta qué te perdí de vista y las sirenas y las mantarrayas que había a mi lado miraban hacia otro lado con tal de no ver mi cara decepcionada, triste, inmensamente triste...y supe que no había forma en la negrura intensa de los siete mares que me alcanzaras jamás. Que no nadarías a mi lado. Que no me detendrías ni darías la mano cuando me cansara de dar brazadas o patadas.

...y no creas, de ninguna manera, que me voy a morir ahogada en tus mares...simplemente estoy reuniendo la fuerza necesaria a base de comer chocolates que me llenen de calorías huecas mientras me llega la séptima ola...
Comer chocolate en tiempos de desamor sustituye
las feromonas que te habitan en
tiempos de amor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tienes más cojones que la mayoría de los hombres.

Y te lo dice uno que siempre pasa de puntillas por tu blog