Mis favoritos

sábado, 21 de abril de 2012

Allá

Hoy saldré, hoy iré allá.

A ratos se me acelera el corazón, a ratos me arrepiento de ir, también sé que solo estoy dando vueltas sobre el mismo eje, que no me estoy moviendo.
Tengo que salir de ese eje, es solo cuestión de saltar cerrando los ojos.

Y desafanarme de ti y de mi, desaparecer-nos, soplar de vuelta el alma que robé hace unos días, recuperar la mía.

...que entre tanta vuelta, entre tanto movimiento, en algún momento almas fueron y vinieron y quedaron mareadas dentro de cuerpos equivocados...

Tomando té verde, Monte Xanic y helado de ajonjolí me robaron el alma





jueves, 19 de abril de 2012

Luz indirecta

A las cinco de la mañana la luz que entra por las ventanas de la sala tiene mas vida que la ciudad entera.
Llena de líneas en todas las direcciones el techo. En blanco y negro y grises medios. 

Y ahí me encontré contigo mientras acostado acariciabas a Merlina.

El silencio se rompía por fuera con ruido de coches, porque dentro, donde estábamos nosotros, ni siquiera se escucharon mis pasos cuando llegué junto a ti.

El frío me puso la bata suavecita, y me la crucé hasta la garganta. No me dejaba respirar igual que la gargantilla que no me he quitado. Quería asfixiar las lágrimas que me escurrían calientes por la cara y parecían ríos de lava.

Y no hubo diálogo entre nosotros, hasta que en un momento, cuando el tictac del reloj de la cocina parecía ensordecedor y marcaba seguramente casi las seis de la mañana, decidiste empezar a hablar.

Y yo decidí no responderte.

Mis palabras habladas y escritas se habían agotado mucho tiempo antes en diálogos que ahora me parecen vacíos.

Me dí cuenta en ese momento que no existía una sola palabra, por hermosa que fuera que te hiciera decidir no soltarme durante toda tu vida y durante toda la mía...

Se me ocurrieron "libélula, corazón, interesante, volcán, etéreo, eternidad"...

Pensé varios verbos también, pero ninguno por mas que lo hablara, actuara o gritara iba a cambiar el silencio que se instalaba en lugar de mi alma.
(pensé en "te lo suplico, te lo ruego, te amo, no te escapes, no me abandones, quédate por siempre, huyamos al fin de la tierra, mírame, tócame, siénteme, aprisioname, mátame")

Cualquier palabra Amor, es obsoleta ya.

Nuestro tiempo se cerró con un candado cuando el ruido de tus pasos salía hasta la calle, -porque hoy-, los escuché hasta allá dentro del silencio sordo que se quedó en ese espacio donde alguna vez pensé tener alma, mientras Merlina me lamía las heridas antes de quedarme dormida para no tener que comenzar el día y la vida sin ti.

Algo insignificante comparado con la luz de hoy a las 5am

martes, 17 de abril de 2012

Milagro

En la noche durante el sueño vino un ángel.

No hablamos, solo nos miramos.

Se sentó en la cama, jugó mucho rato con Merlina.
A mi no me salían palabras, pero tampoco me interesaba decirlas, no era necesario.
El y yo sabíamos que no las hablaríamos.

Le ofrecí chocolate con sal de mar. Nos terminamos una barra en quince minutos.
Después se levantó y puso a calentar el agua para hacer un té de lavanda para que pudiera dormir.

Regresó siete minutos después con una taza que me puso entre las manos.

Bebí muda.
Me observó mudo.

Me acosté y lo miré sin ver.

Entonces decidió acostarse junto a mi y abrazarme.

Eran las cuatro de la mañana, y a las cinco y media me desperté de una vez por todas.

Ya no estaba.

Solo supe que me había clavado una espina en el pecho y que me escurrían lentas gotas de sangre.

Mojé el dedo índice con mi lengua y empecé a pintarme el cuerpo de rojo con mi sangre, que me supo a milagro frustrado.

Para hervir el agua


lunes, 16 de abril de 2012

Besos anestesiados

Mis pasos sonaban lentos y pesados.

Iba abandonado el pueblo fantasma donde los que viven no existen, donde los cuervos hacen creer a sus dueños que son halcones, donde el silencio silba como viento melancólico que se cuela por las ventanas, donde las tejas de los edificios parecen estarse desintegrando, donde desde una vista hacia el infinito se ve una carretera en forma de "S" que es la que te lleva al mundo real.

Lo abandonaba sabiendo que por muchas vidas no volveré a dar esos pasos en ese mismo lugar.

-porque siempre te digo que para resucitar tienes que salir del pueblo fantasma-

En ese pueblo fantasma lo único que vive son los bonsai y las orquideas junto con los perros chihuahueños y un viejito que camina sin sentido balbuceando contraseñas que un día creyó aprender para regresar a mi mundo.

Todo lo demás son espejismos de lo que alguna vez tuvo vida.

Y decidí abandonar el pueblo fantasma porque me hace falta vivir.

Me hace falta volver a casarme y a no tener hijos.

Me falta hacerme de nietos, y de viajes a la playa. Me hace falta tener un jardín propio y no uno inventado como el que trataste de sembrarme una vez...renacer como lo estoy haciendo, liquidar mis facturas que hoy acomodé en mi moleskine en un día en el que no escribí nada, -el 11 de abril-,

Y la boca me sabe a anestesia, me sabe a que te sacaron el alma por unas horas.

Es un sabor familiar que me transportó en forma de deja vú con un golpe mortal al hipotálamo a un pasado reciente que parece que fué hace siglos y eternidades.

Me toqué las yemas de los dedos, sabiéndolas quemadas, sintiendo ese dolor que me recuerda que estoy viva, y que mi mundo es real.

Los besos con los que te traté de quitar la anestesia te los dí para devolverte un poquito el alma, para que durmieras con té de lavanda y esencias de mojito.

Te los dí con el deseo de que siempre estés bien aunque a partir del miércoles vayas a extrañar mis abrazos y mis voces pero mas mis letras.

Te lo dí con la tristeza ardiente de nunca haberme enamorado de ti por mas que quise, te los dí con nostalgia anticipada y con melancolía reprimida, con falta y ausencia de celos, por mas que me los quise inventar...

...Pero lo que si voy a extrañar eternamente...

Es lo mismo que extrañarás de mi cada mañana, cuando despiertes...por los siglos de los siglos, aunque ya no haya residuos de anestesia...

Palmeras fantasmas



sábado, 7 de abril de 2012

Mas allá de mi

Dos semanas se partieron por la mitad.
Tal como el pastel de manzana que partí en la Quinta Chilla hace no más de tres horas.

Me queda una semana para asirte y asirme.
Coserte a mis pestañas, pegarte a cada una de mis pecas.
Clavar las arrugas de mis ojos a tu nariz.
Tejerme las canas a las tuyas.

Incluso pensé al medio día pintármelas para ver si así le puedo ganar tiempo al tiempo, al mismo tiempo que Claudia me decía que se las estaba pintando sin saber en realidad por qué lo hacía... -porque en menos tiempo del que nos demos cuenta ya no tendrá pelo-.
Y se reía mientras yo me revolvía en el coche sin saber qué contestarle.
Yo pensando pendejadas para engañar a Cronos y ella pensando y sintiendo algo mas allá de mi.

Y el sol me entraba por el parabrisas mientras me estacionaba en la banqueta de La Tarta para comprar ese pastel que partiría a la mitad, clavándole el cuchillo como queriendo clavárselo al centro de la tierra, al kundalini de la tierra para abrirla en un yin y un yang perfecto.

La realidad es que no puedo hacer nada mas.
No puedo engañarme.
No puedo mas que haberte hecho el amor como lo hicimos la última vez, cuando partimos dos semanas en mitades perfectas.
Ya utilicé mis argumentos con lo poco de alma de abogada que me queda. Ya fuí juez y parte. Ya fuí culpable e inocente. Ya juzgué y prorrogué una pena de muerte que no tenía un solo testigo clave que hablara a su favor...

Solo puedo pensar hoy en tus ojos y en la escuadra que hace tu barba con el lado de tu cara que siempre veo. Solo puedo cerrar los ojos y tratar con todas mis fuerzas de detener el tiempo...

Pero el destino, ya está mas allá de mi, y de ti...

       ...se nos fué de las manos...

                            (...júrame que me dejarás ir... )

Mas allá de mi





domingo, 1 de abril de 2012

Rojo sangre

La historia, pensé haberla visto o soñado.
Ahora no recuerdo como llegó a mi memoria de domingo de abril.

Algo en esa historia me detiene y reclama asuntos que no entiendo y siento una puñalada en el corazón.

Y es que la historia no es la mía, pero parece ser idéntica siendo totalmente diferente.

Algo tiene que me hace pensar en nosotros.
Una palabra o una mirada me recordó a ti.
Y un movimiento me hizo jurar que era yo.

Están en una habitación mal iluminada, acostados en una cama deshecha con sábanas rojas, quieren ser sedosas, pero son baratas, corrientes.
Los veo pero ellos no saben que estoy allí.
Los veo reflejados en el espejo que hay sobre un tocador revuelto.
Sus cosas están en desórden sobre la superficie de madera. 
Hay talco perfumado en una caja de cartón con una esponja como el que usaba mi abuela.
Estoy segura que reconocería el olor pero ahora no lo recuerdo, se me perdió hace tiempo cuando olí otros perfumes en otros tocadores a lo largo de mi vida.
Hay collares largos y cortos, anillos, baratijas, cajitas de diferentes tamaños que podrían venderse en La Lagunilla y yo comprarlas.
Un cepillo y un espejo con un mango largo.
Hay pinturas de labios en cuatro o cinco rojos distintos.
Uno es igual al color de mis uñas ahora.


Rojo sangre


Ella fuma, tiene medias rojas transparentes y liguero negro, brassier negro y una bata de gasa roja. 
Tiene cutis de fumadora, con surcos de arrugas con fondos de nicotina y resequedad. 
Tiene los ojos maquillados, estuvieron bien maquillados, ahora están corridos.
Siento que está feliz.


El tiene camiseta blanca sin mangas. Fuma también.
Es gordo, agradablemente gordo.
Pelo largo y ondulado. Nariz enorme.


Tienen un diálogo que desborda cariño sin un solo -mi amor, cariño, corazón o un teamo-. 
Es breve, simple.
Hay palabras fáciles.
Hay sinceridad en esa cama.
Parece que no existe nadie mas en el mundo.


El le dice que nunca será rico como le ha dicho desde que la conoció.
Ella le dice que desde hace treinta años se lo viene repitiendo sin ningún reclamo.
A ella no le importa y el lo sabe.
El se lo dice en tono de disculpa para anticipar una dolorosa despedida.


Se levanta, se viste, y ella lo mira desde la cama apagando el cigarro mientras él deja unos billetes en el tocador.


Ella se levanta, toma los billetes y lo abraza, le dice que le llame pronto y le mete los billetes de vuelta en la bolsa trasera del pantalón mientras le besa los párpados.

Ella lleva siento su puta treinta años.
El su cliente.
Cada lunes a la misma hora, se ven por un rato que no se contabiliza en ningún reloj.

...desde hace treinta años...

Los dos están enamorados aunque no lo saben. Los dos son mejor pareja que tu y ella, que yo y él.

Ella se llama Teresa. El se llama Eduardo.

El no puede volver a verla si no le puede pagar y ella sabe que nunca iría a verla si le dijera que no le cobraría un centavo.
Es una simple cuestión de principios, de honor, fácil y absurda al mismo tiempo.

Y algo tienen, Teresa y Eduardo, mientras los veo en ese espacio iluminado de color burdel, que hace que una melancolía empiece a invadir mis pulmones como humo de tabaco, como aire que no puedo respirar, como latidos huecos y sordos que mi corazón palpita, que me hacen pensar en ti y en mi y lo que nunca seremos.

Rojo sangre



Por siempre

Ayer ni tu ni yo nos dimos cuenta, pero te dí un beso y sin querer te robé un pedacito de alma.

Eso lo supe a media mañana o a media tarde, -la noción del tiempo hoy domingo tiene una hora de menos entonces decidí no enterarme de las horas solo por hoy-,  mientras escuchaba esa canción en el ipod.

Me dió un poco de angustia, o de susto. Me pareció atragantarme, y me toqué la cicatriz en la panza porque tal vez te me saldrías por allí.

Me sentí culpable de haberte robado, de no haberte pedido ese pedazo que ahora se había fundido en mis piernas y brazos, en mi cerebro y en mi alma...que mas que nunca eras parte de mi.

Y entonces decidí sentarme en el banco de la cocina y en mi mente, con los ojos abiertos, muy abiertos, viendo hacia la cocina del departamento de enfrente, empecé a proyectar nuestra película, la de nuestra vida.

Vi lo bueno y lo no tan bueno, volví a sentir, me volví a enamorar y a encaprichar fugazmente de ti y a desenamorar y olvidarte para después recordarte y tenerte mas adentro de mi que nunca en nuestras cuarenta y cuatro vidas.
Te acaricié y te abracé en varios amaneceres.
Te escuché detrás de mi en ese jardín con la música que parecía no terminar ese día y te ví a lo lejos en una calle que ya he olvidado cómo se llama y en qué país está.

Y supe que estamos destinados a acompañarnos de la forma que solo tu y yo sabemos existe para nosotros.

Me dí cuenta que tu tenías parte mía y apenas sentía ese faltante aunque en realidad no me faltaba.

Seguí tocando mi cicatriz, sabiendo que ya no dolía.

Sabiendote en mi por un pedazo que ayer te robé.

Sabiéndome en ti porque un día me dijiste que nunca me vas a dejar.

Aunque ya no estés aquí, junto a mi.

Sol de abril por la tarde