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miércoles, 30 de junio de 2010

Aparentemente igual

Convite, mesa de siempre, vista a lo mismo que nunca es igual.

De entrada me topo con el Maestro del grupo de jazz, quien me sonríe con cara de "te conozco pero no se de dónde", le devuelvo la sonrisa con un saludo bastante discreto sin intención de entrar en detalles camino a mi mesa con vista a lo mismo, mientras escuchaba Kings of Convinience de música de fondo para que enseguida cambiaran a esa voz rasposa y melancólica que canta la colección de jazz and the 70s, 80s y 90s.

Sopa de pasta con cilantro mientras veo al viejito de la lavandería y me propongo estudiar sus movimientos durante el tiempo que dure la comida en la que no tengo hambre.

Cinco señoras, de seis que pasaron, lo saludaron y se detuvieron a platicar con él.
De las cinco, dos lo abrazaron, pero en especial fué muy efusiva una gordita que venía de la tortillería con un vestido que apretaba sus redondísimos brazos, -de esos brazos que se comen el codo de tan frondosos-, y un chaleco azul marino encima largo para camuflajear su igual anchísimo trasero.

El viejito es un seductor.
Vuelve a usar el sombrero que dejó en primavera, pantalón beige de tela fuerte, camisa azul cielo y un sweater beige en otro tono, con cocoles cafés.
Perfecto y elegante. Zapatos impecables. Bigote blanco perfectamente recortado, como una nube sobre su sonrisa traviesa.

Acabé la sopa y abrí mi botella de Ciel. La ensalada estaba por llegar y mi estómago ya no quería mas.

La patrulla dio sus rondines. Conté tres.

Alex, el mesero, olvidando mi ensalada y la pimienta en molino que le pedí tres veces con ganas de que siguiera olvidándolas mientras me traía un té de yerbabuena.

La mesa de atrás, la de la esquinita del listón de organza que dice "amores que matan nunca mueren", ocupada por una pareja de amantes que tomaron una botella de Luigi Bosca acurrucándose cada uno en su silla como si estuvieran acostados en una cama acariciándose descaradamente. Envidiablemente eróticos acabando la botella huyeron a hacer el amor toda la tarde mientras la lluvia empezaba y se detenía al mismo tiempo.

Todo aparentemente igual, excepto porque yo, y la vista aparentemente igual de todas las cosas y los personajes de ese lugar no son las mismas nunca ni siempre.

Y cuando Alex trajo la cuenta, y yo terminaba el té que por primera vez pedía, el viejito de la lavandería cruzó la calle hacia mi aunque no iba conmigo, mientras sacaba de su bolsillo un pañuelo perfectamente doblado y planchado para secarse la frente...

Sonreí pensando que el mundo es un pañuelo. Solo me faltó poder ver qué tenía bordado ese pañuelo.

martes, 29 de junio de 2010

Realidades

A veces siento que los sueños, cuanto mas extraños son, son meras realidades.

Eso es magia. Eso es intuición. Aventura nocturna medio insomne.

He soñado con aviones volando al ras del suelo pasando junto a mi. Con perros y con aves. Con gatos mágicos. Con bebes que una madre es imposible que tenga. Con muertos que parecen mas vivos que nunca. Con historias atrapadas. He comido en duermevela cosas que me han alimentado y hasta me han engordado.

Dormí exhausta muchas veces para soñar todas estas cosas y despertar con inyecciones puestas de adrenalina. Despertar otras veces con las almohadas revueltas y el edredón tapándome todo, mas despeinada que nunca y sin poder abrir los ojos siquiera.

Todo esto, resultado de cuatro días de fiebres y males físicos que necesitaba tener (eso creo ahora) para simplemente, tener mas fuerza.

Pero los sueños de anoche, esos no tuvieron fiebre por primera vez en noches.
Y esos sueños, los toqué con las manos, los sentí con la yema de los dedos.
Los viví...solo que no sé en qué vida...

lunes, 28 de junio de 2010

Palabras encontradas

A veces las palabras en forma de oración verbal o escrita se topan conmigo y en ese momento solo puedo gritar en la mente: "¡exacto!, eso es precisamente lo que pienso"

Las palabras fueron: "solo con tus palabras podría tirarme al vacío"
Eso dijo ella en la pelicula "The Tomas Crown Affair"....
Se las dijo a él, quien es el hombre mas guapo de la tierra (y coincidentemente nació en la tierra de Brígida)

Y como siempre, una cosa lleva a la otra...Solo puedo pensar que hoy, hoy, me siento valiente.
Sé que el vacío estaba allí, con palabras huecas, y que acabaría conmigo.
Supe reconocerme  en esa batalla que solo yo luche. Contra mi.
Y me retiré antes de perder.
(por lo tanto, soy virtualmente una ganadora).

sábado, 26 de junio de 2010

Cuerpo roto

Es el último de los sintomas.
Vá mas allá de la mente rota.
Cuando pasa eso, es cuando se rompe el cuerpo.
No puede haber algo mas allá.

Empieza sin aviso. De repente se rompe.
(la verdad es que si hubo un aviso)

Llegaba tarde y en el camino veía la luna. Decidí subir a verla, y en el momento en que llegaba, se cubrió de nubes.
No la ví mas, y no había un solo espacio en mi cielo que indicara que sería visible otra vez.
Recargada en el muro de cemento ví el suelo seis pisos debajo, y el frío me empezó a calar los músculos. Ese es un frío diferente al que cala los huesos: es mas espeso y penetrante. Me sentí cansada. Agotada. Débil.
Sentí que mis pulmones eran del tamaño entero de mi espalda de tan hinchados e inflamados y adoloridos, y que mis articulaciones se cubrían con un acero frío.
Decidí bajar pensando: "me estoy enfermando"...

Y se me rompió el cuerpo.

Aluciné en la noche, pensé en la selva, sentí los piquetes de mosco que estaban por todo mi cuerpo. Recordé el queso de cabra y tomate deshidratado del medio día, y los tacos orientales de la noche.
Todo se quebraba en mi cuerpo.
No me calentaba con los calcetines a rayas, ni con la pijama de invierno, ni con las cobijas pesadas. Temblaba en posición fetal. No podía dejar de temblar.
No podía acercarme al buró por agua.
No podía moverme con el cuerpo roto.
La debilidad del cuerpo roto no tiene igual.
La voz no sale mas que en susurro.
El cuerpo se mueve sin fuerza, pesadamente, lentamente, angustiosamente.

Cuando se rompe el cuerpo, cuando hay fiebre inexplicable y dolores que atacan de repente, solo significa una cosa: que no hay mas allá.

Es lo que sigue a cuando se rompe la mente y el alma. Y eso solo significa, que como el ave fénix, todo se está recomponiendo y renaciendo.
Olvidando y recomenzando por tercera, cuarta o sexta vez...
No importan las veces que se tenga que comenzar, nadie me toma el tiempo, nadie me juzga, nadie me gana ni pierdo contra nadie.

Y luego componen las articulaciones, los espasmos estomacales se detienen, la fiebre y los alucines desaparecen,. Todo se esfuma así como llegó.

Mientras tanto, adviles, buscapinas y tazas de te con calcetines a rayas y pijama caliente. Treda para los espasmos que me doblan de dolor.
Como dice Aida: a nosotras nadie nos cuida, y ahora a mí menos.
Me sé cuidar sola.
Y cuidar un cuerpo roto da muchos puntos al final del camino.
(me urge el cuerpo armado de nuevo)

jueves, 24 de junio de 2010

Luna de San Juan

Sentí anoche tu tristeza y soledad dentro de la lluvia.
Todo fué de repente, mientras contaba una historia comiendo esa tarta de queso de cabra con tomate en un Bistrot lejos de mis territorios.

En un momento me quedé en silencio, simplemente sintiendo ese vacío que a través del aire lluvioso me llegaba en forma de frío que se metía por mis pies porque no traía medias ni calcetines.
Tuve una imágen tuya que me pasó mientras con el tenedor comía un bocado y tomaba un poco de vino.
Sentí una angustia chiquita por ti.

Mientras me preguntaban "¿estás bien?"

Si, muy bien, contesté.  Pero alguien más no está bien, pensé.
(no puede ver la luna llena, y además no sabe que hoy es la la de San Juan, no le avisé cómo las últimas lunas...)

lunes, 21 de junio de 2010

De haberlo sabido


A una amiga le pasó.
Que cuando estaba por perder la conciencia un día, -como en las peliculas-, llegó alguien a tomarla de los hombros y a sacudirla fuerte, a zarandearla.
Me dijo que sintió el cuerpo de trapo y el cerebro rebotando contra las paredes del craneo, y que le dolió...

Los ojos se mantienen cerrados en este trance...

Estaba recuperando la conciencia cuando sintió que éste alguien, a quien le había dicho miles de cosas con y sin sentido en unos cuantos segundos que parecieron unos meses, la abrazó, y que en ese momento sintió a esa persona: olía a hombre, abrazaba fuertísimo, parecía que algo le dolía igual que a ella, solo que en una intensidad mayor.
Él empezó a susurrarle al oído pocas palabras, pero firmes.
Y no soltaba el abrazo.

Ella sintió que él tenía un dolor atorado en el corazón.
Y sintió un hueco frío alrededor de su alma que empezaba a calentarse un poco.

Él seguia hablándole y ella sentía lo que él sentía.
Ella no podía hablar. Solo escuchar.
No podía preguntar. No pudo consolar. No pudo abrazar.
No pudo sentir más intensidad ni profundidad en ese abrazo porque parecía que no podía haber ni mas ni menos.

Pero, sucede que al abrir los ojos, el mareo es casi insoportable y el silencio aturde.
Y como por arte de magia, esa voz, ese abrazo y ese olor desaparecieron.

Ella con la mirada buscaba la voz que con los oidos había sentido muy de cerca.
Y asustada se tapaba la boca recordando todas las palabras que le había dicho.
Todos los miedos que le había platicado casi en silencio, los deseos, los dolores que le había dicho le punzaban el alma.
Le habia dicho secretos tan secretos y escondidos que ella no había pronunciado antes ni en el pensamiento.

Esa presencia se esfumó.
Solo quedó un poco de olor. Un sentir. Un descontrol. Un amargo destiempo.
Ella buscó con la mirada a la izquierda, a la derecha, delante y detrás y no lo vió.

Y no le pudo decir gracias.
No le pudo decir que sintió su dolor.
No le hizo una sola pregunta.

Todo esto pasó en un segundo.
Llegó a despertarla a la vida.
Llegó a sacarle desde el fondo del alma esas inexistencias aparentes.

Sabe que no se cruzarán sus caminos de nuevo.
Ya se cruzaron en ese instante de destiempo aparente.
Lo real se convirtió en intangible.
El abrazo se desvaneció en forma de poema.
El frío ella quiso calentarlo con un té un día a las cinco de la tarde en una taza de té negro y una de té rojo que él tomó.
Y el dolor. Ese nunca lo podrá curar ella.
Y él, no está dispuesto a arriesgar nada otra vez, porque no quiere volver a sentir esa punzada que ya logró dominar.

Se quedó muda por unos instantes que en realidad fueron unos tres siglos y lo extrañó con una punzada dolorosa, lo quiso en ese abrazo y deseó compartir veintidos cosas con él que hizo en una lista de lugares por ir (un bosque, una selva, una playa virgen), cosas que ver (un amanecer entre volcanes, una luna llena y una luna creciente desde un manantial), comidas que saborear (una sopa y una ensalada), y asuntos para reír (esos eran muchos).

Gracias, dijo mi amiga. Pero nadie la escuchó ya.
De haberlo sabido, dice mi amiga, antes de abrir los ojos y que la presencia la soltara, le hubiera dado las gracias abrazando de regreso.
Está segura que eso le hubiera dado un poco de calor, y tal vez un poco más de magia....
De haberlo sabido...

domingo, 20 de junio de 2010

Sueño

Estaba sentada y lo vi entrar.
Y me vió en ese instante.
Y entonces supe lo que era esa energía y esa electricidad que no sentí otra vez, cuando apenas había empezado el Solsticio de Invierno.

Y también lo supo, porque esa energía corrió como una descarga sin sentido entre nosotros.

Veinte años han pasado y ya no recordaba la luz invisible que aparece y que nadie vé mas que dos personas.

Y desperté y me dí cuenta que no había sido un sueño.
Estaba allí sentada, y allí estaba sentado frente a mi.

Todo ésto, pasando a media Luna, y justo antes del Solsticio de Verano.
Justo antes de ser el día mas largo del año
Justo un día antes.
En un día en el que se avecina una gran tormenta que parece lloverá en espirales eléctricas y sin sentido.

sábado, 19 de junio de 2010

Esquizofrenia

Un dia mi hermana me dijo que todos tenemos cierto grado menor o mayor de esquizofrenia y que es perfectamente normal.

Y me platicó: "Como cuando vemos una película y nos quedamos pensando que somos la protagonista. O leemos un libro y la historia ronda en paralelo con nuestra vida por varios días..."

Me ha pasado.

Y ayer ví una esquizofrenia que fué mía y no lo supe hasta ese momento.

Estaba en la librería, sintiendome Diosa entre los libros y gastandome el dinero que no tengo cuando, como siempre, en ese recorrido de peregrina que sigo en forma idéntica cada vez que voy,  acabé en la sección de películas después de haber casi comprado el disco de Emilie Simon  "The flower book".

Y tomé esa película entre mis manos, que ví un par de veces hace tiempo: "Luna Amarga", de Roman Polanski.

Y en ese momento, me pasó también lo de hace unas semanas: me ví desde fuera, ajena e irreal. Desdoblada de mi cuerpo,  a medio camino entre el techo y el suelo de la librería mientras flotaba con la música de Emilie...Paralizada por un instante, -no con miedo-, sino como cuando te pega de lleno la verdad, la realidad.

Ví que el caso de esquizofrenia me correspondió en algún momento como la mujer de la portada que está en el piso rindiendo una especie de tributo al hombre de la silla.

Y me ví desde fuera de esa esquizofrenia en ese momento, pero a él no. 
Él sigue siendo el de la silla. Yo me fuí difuminando en esa portada de la película, con esa magia que estoy aprendiendo a hacer.

Dejé la película que costaba $49 pesos con calma mortal hasta arriba del montón de Lunas Amargas y en ese momento sentí otra especie de liberación,  de más Diosa todavía.

Libre de esa cadena amarga que le quitaba el dulzor a mi luna.

jueves, 17 de junio de 2010

Alma de Selva

El primer mes, una espiral te esperó.
El segundo mes, otra de las espirales te esperó.
Al tercer mes, cumplidito, le dije a la tercera espiral: "nada de esperar un día mas".
Y eso fué ayer, aunque apenas me dí cuenta hoy saliendo de la selva, en la carretera en una combi pegajosa de calor, rodeada de indigenas amables,  que te abrazan con la mirada...

Brígida, la maravillosa Brígida, no fué a la Selva. Ella se quedó planeando hechizos con Merlina para recibirme hoy cuando felizmente abrí la puerta de mi casa, y luego la de mi recámara, que me recibió con ese dulce olor a madera que tanto me gusta...

Y hoy que regreso, inauguraré el  Corazón de Marina, que es el Alma de la Selva, pero he decidido que a Brígida no la abandonaré como tampoco a mi Estrella Fugaz.
Cada una, es una espiral de las tres que están en mi, cada una renovada con la anterior y con la siguiente.
Las tres se complementan.
Por siempre, eternamente, por muchas vidas, en muchas sonrisas y una que otra lágrima.

Porque a final de cuentas, todo acaba siempre en una sonrisa cuando vas resolviendo los haikus de la vida...

No hard feelings...
Everything has been forgiven and forgotten...

Y alma de selva, es la luna en lacandón: akna en la selva, en su respectivo blogspot...la tercera espiral...

viernes, 11 de junio de 2010

en la regadera

Mientras me bañaba, copié a Gis, y medité los primeros asuntos del día, mientras escuchaba cuetes en la regadera: ¿qué santo o santa será hoy?...
Es el cumpleaños de mi ahijada, la de Venus...
Me enteré que juega México y es la inauguración del mundial...
Pero no tengo idea de qué santo o santa se festeja hoy.
En la oficina hay un calendario con los santos, pero no creo que me dé tiempo de verlo. Llego a abrir a los muchachos y me voy al instante.
Arturo me va a llevar...en silencio desde el coche. Ahí empezará el silencio.

Y. De repente llegó el pensamiento.
Brigida tendrá que desaparecer cuando regrese. De este espacio.
Las espirales se quedarán, Brigida se quedará en la cruz que tengo en el cuello,
pero aquí no puede seguir.
El silencio tiene que ser absoluto, la transformación total, radical.
La desaparición permanente.
Ahora pensaré qué pasará a ser Brígida...
Pero ya no puede estar aquí, ni atada a nadie...

M

"Es fácil idealizar a un hombre
hecho de palabras"
Ramón Córdoba.


M es una amiga relativamente nueva. Y lo digo así porque aunque la conozco desde chicas, nos hicimos amigas hace un par de años.
Siempre me dá unos abrazos muy fuertes cuando nos vemos, y siempre tiene algo que decirme que ella no lo sabe, pero me queda como mandado a hacer para el momento.

Estabamos sentadas en el pasto hace casi una semana, cuando me preguntó por mi viaje.
Se lo platiqué no con muchas ganas porque ese fué un día que no tenía ganas de hablar.
Y entonces me dijo:
"Hace varios años, estaba yo en una relación con el que creía era el hombre de mi vida. Pero había algo que no me permitía estar en paz con él y conmigo.
Así, que un día decidí irme a la playa, decidida a meditar decisiones. Era un momento realmente importante, eso sentía yo.

Un día me senté a ver las olas. Era una playa vírgen.
Nunca medito, no me gusta el yoga ni nada que me mantenga sentada mas de diez minutos.
Ese día me senté y estuve dos horas sin pensar en nada mas que el mar se llevara al hombre de mi vida.
Ese fué el segundo día de mi viaje, que duró siete días.
Me enfermé al día siguiente: panza, ojos, brazos, garganta. Todo me dolía.
No leí un solo párrafo de ningún libro. No hice mas que estar en una hamaca viendo el mar.

Y cuando regresé, terminé con él.

Lo que yo no sabía, -me dijo-, es que el hombre de mi vida estaba por llegar unas semanas después..."

jueves, 10 de junio de 2010

Historia de segundo de secundaria

La primera vez que sentí que las palabras me explotarían dentro si no las decía, fué en segundo de secundaria.

Estábamos en la aburridísima clase de historia. Viendo historia de Europa.
Somnífero de clase. Era después de recreo, y mi banca estaba del lado de la pared, no de la ventana que daba a Tlacoquemécatl. Sin sol, sin aire.
Seguro era casi fin de año, porque íbamos con uniforme de verano, que no era mas que el uniforme de deportes todos los días, pero por unos meses podíamos deshacernos del uniforme azul marino que tenía cuello y puños de plástico que daban un calor infernal.

La lectura del libro empezaba a hablar de Oliverio Cromwell y de cómo el "conquistó" buenamente a los irlandeses...
Y entonces sentí como dentro de mi empezaba a crecer un encabronamiento mayúsculo. Y literamente me empecé a enredar en el uniforme de verano y en la banca verde. Hasta que levanté la mano, y creo que la que más se sorprendió fué la maestra de que alguien participara cuando le dije que todo eso era una mentira, que Olivero había sido un hijodeputa con los irlandeses (no con esas palabras, me hubieran corrido las monjas de la escuela y mandado al infierno con pase automático)...

Lo que si logré fue ponerme roja. Que se me atoraran un poco las palabras nerviosas en la garganta, pero que salieran casi a borbotones, explotando con la ira que sentía dentro.
Y que la maestra dijera: "te felicito, estas excenta este bimestre"...

Y esa fué la primera vez, gracias a Oliverio, que sentí que no podía callar las palabras.
Habladas, pero las más, escritas...
Y sentir un equilibrio y paz descomunal, directamente proporcional al enojo que había sentido segundos antes...

Lo mismo me pasa a veces contigo.
Digo que no te escribo, y todo el día te estoy escribiendo: en el aire, en la tierra, con las hojas, con las nubes, y ni hablar de la luna...Con la luna armo palabras tan mágicas que ni yo me las creo...
En algún momento te me salí del huacal, del control, pero eso no es lo peor...
Es que yo me salí sin darme cuenta, sin previo aviso...y me encontré in the middle of nowhere, frightened and alone, just trying to fix my mind, my body and my soul...

Y todo se resume a una pregunta...
¿por qué me cuesta tanto sacarte, a ti,  junto con todos tus nombres de mi?
Podría hacerme a la idea que estás perdidamente enamorado de una princesa que intenta ser petulante...
Podría...
Si tan solo pudiera...

Imaginando lo que hubiera


Hoy me hubiera gustado preguntarte cómo estás
(pero eso del silencio impuesto me 
lo impide) y decirte que no dormí mas que en 
pedazos y a ratos. 

Merlina estaba nerviosa con eso de la lluvia, y que 
nos quedamos sin luz, las dos solas 
sobre mi cama con los ojos abiertos como platos, 
cada cual pensando en nuestras cosas. 

Y entre todos mis insomnios, que perdí cuenta de 
cuantos fueron, soñé con mi casa. 
Soñé por primera vez que ésta era mi casa. 
¿Sabes que siempre soñaba en mi casa, como la 
casa donde crecí?

No creo que te hubiera escrito acerca de los 
malos días que he tenido, ni que sigo sin poder 
concentrarme para leer, ni que sigo sin hambre.

Si te hubiera dicho que una de mis orquideas esta 
renaciendo y que sonreí muy fuerte cuando lo descubri. 
Tambien te hubiera dicho que ayer por fin me decidí 
a hornear galletas para mis amigas.  

Imagino que habrías contestado que disecara a Merlina.
Imagino que te hubiera dicho que el sábado será luna nueva 
y que solo tengo un deseo para ella.
(Ya no voy a hacer listas interminables de 
deseos cada 28 días).


Y justo en este momento, escucho un helicóptero volar 
por mi pedazo de cielo. 
Imagino si hubieras volado ayer, u hoy o 
mañana, y si hubieras pensado en lo que me 
mareaba cuando me decías que volabas.

(¿Te fijas cómo hay hubieras que si existen, 
pero que no son dolorosos...son simplemente
una especie de sueños despiertos?) 
 

miércoles, 9 de junio de 2010

A mi me ha pasado

Que hay dias que parece que me veo desde fuera.

Parece que mi cuerpo y lo que maneja mi cuerpo -esos hilos invisibles como de marioneta-, hoy han estado fuera de S(i)...

Y,  me entero de esta poetisa que tiene como muso al hombre con el que comparto dos hijos.
Y le digo con un grito mientras me río: "¡Eres su muso!", a lo que me contesta medio asustado y sorprendido..."Si...eso parece".
Y leo el cuento que le escribió, y el poema.
Y por un momento me pasó otra vez: me vi desde fuera y solté una carcajada pensando que ella era yo pero con otro muso...
(y no lo hace mal esta poetisa de unoochentadealtura, con piernas larguísimas...debo reconocerlo...)

Y me reí viéndome de fuera.

Y pensé...¿se habrá asustado mi muso?

No. Lo disfrutaba, parte de la petulancia.

Y me sigo viendo desde fuera, y  escojo leer algo que escribí.
Y me gusta.
Y no me da ni tristeza, ni lástima, ni pena el destiempo.
Ese fué el tiempo.

Por lo pronto, tomaré el verano para recargarme, inspirarme, y seguir viéndome desde fuera...
Si.
A mi me ha pasado.
Muchas veces.
Que me estudio y me analizo desde fuera.
(eso si: nunca me juzgo)

6:41am















La luna en mi amanecer.
Un día 9.
El número de la espiral.

martes, 8 de junio de 2010

¿será cierto?

Hoy.
8 de junio, día de energía en forma de catapulta.
Día como ese de septiembre en el que decidí cambiar mi vida.
Hoy también. Solo que hoy no lo siento como un alivio, todo lo contrario.

Hoy comenzando la tarde, comenzando la lluvia, tomé la decisión que tenía muy metida en el subconsciente.
Los cambios vienen en reacción en cadena.
Hoy, si me leyeran la suerte, o la bola de cristal, o la mano, o alguien interpretara algún sueño que tuviera que ver conmigo, y todas las versiones fueran diferentes, podría creer cada una de ellas.
Hoy ha sido el tropezón mas fuerte, y falta mañana aún.

¿será cierto esto que siento, que los Druidas y las Gitanas y Brígida me han dejado sola para que aprenda lo que necesito aprender?
¿será cierto esto que siento?
Espero que no, porque hoy, ni siquiera encuentro mi alma...Hay un hueco que se oye como trueno y se vé como rayo de esta lluvia que no cae...
Es un hueco como de árbol quemado por un rayo en medio de un bosque.
Así parezco en este momento.

Hoy tiraron al resto de princesa-diosa-orante que quedaba en el pedestal.
Hoy me destronaron sin avisarme...

(pero veo un futuro, aunque incierto..de mujer normal. Común, pero no corriente...¿será cierto?, sigo sin poder entender los revires de este universo tan caprichoso)

Y ni hablar de mi peinado.
Qué facha tan poco petulante tengo el día de hoy con mis pantalones de pana color ladrillo.
Qué facha.

Las malas noticias

Hay palabras que cuando digo o escribo sacan al diablo que a veces llevo dentro.
Otras son un descanso para mis hombros.
Hay otras que no digo, que prefiero guardar para otro día (esas que tienen que meditarse bien)
Hay palabras anticipadas con un sonido que a veces se reconoce y se les da la bienvenida con una sonrisa y emoción en taquicardia.
Otras que se oyen a través del aire y en otras lenguas que me hacen seguirlas como a un flautista de Hamelín.

Pero hay palabras que llegan de forma fulminante, se meten por los ojos desorbitados con miedo, pánico y terror medio controlado y no hay forma en que se puedan detener. No se puede cerrar los ojos, ni dar la media vuelta, ni poner las manos en frente del cuerpo para tratar de hacerlas añicos antes que se metan como puñalada trapera.
Esas nunca se pueden detener.
A la mala tienen que entrar en todos los sentidos. No hay poder para detenerlas, no hay forma fisica en que puedan desintegrarse.

Y además escogen el momento preciso para meterse.

Estaba tranquila ayer, disfrutando el día, que no es de nadie mas que mío, después de haber dado una explicación no pedida. Empezando la tarde agradeciendo a mi universo, que no tiene cara ni forma, por darme palabras para hablar y escribir y sintiendo una liberación redentora.

Y vi el sobrecito blanco...Insignificante. Mediocre. Manoseado.
Cuando leí su contenido, una rabia creciente se apoderó de mi. Un tornado me empezó a dar vueltas en espiral. Por un momento pensé que me había vuelto un perro rabioso.

Y entonces tuve que empezar a inventar palabras con una cara que no era la mía para dar consuelo a las que me rodeaban.
Porque para eso tengo que sacar palabras, para darles fuerza a ellas.
Esas palabras que saben a adrenalina en la boca, y que no sé de dónde salen. Es como si hubiera otra yo en mi a la hora que las hablo.
Inventarles cuentos, historias e inventarme poderes mágicos.

Y es por la noche, en el silencio, en la paz sonriente que debí haber tenido después de haber besado al Druida con paz y agradecimiento, cuando en un silencio espeso, pesado y con olor a sobre de oficina de mala muerte, que tuve que escuchar lo que ese Dios sin cara me decía...

Y me decía: "las palabras, siempre van a estar en tí y alrededor tuyo.
Y a veces, las palabras se llaman "malas noticias"

El problema es, cuando tienes que ocultar las malas noticias a su destinatario.
Callarlas.
Y eso que las malas noticias vuelan mas rápido que cualquier otro tipo de palabras...y además, no se meten en el corazón, sino que taladran el cerebro, los oidos y perforan el estómago en color verde bilioso.

lunes, 7 de junio de 2010

domingo, 6 de junio de 2010

Mal humor

Todos tenemos derecho a días de mal humor. Tendrían que ser obligatorios pienso.

Y todo empezó hoy en un insomnio de madrugada escribiendo con la mano izquierda una historia que no se puede escribir aquí, corresponde a otro espacio y otro tiempo.

Decidí reincorporarme a las cosas, y me dí cuenta que no se puede de un brinco.

Llegué a la alberca sin avisar, y sin avisar comenzaron las preguntas que yo no quería contestar...

Quise llegar como una autista a meterme en un libro que intento leer acompañada de Black Eyed Peas y su meet me down there...down at the borderline...Nada que pensarle ni al libro ni a la canción...pasar desapercibida.

El sol me reclamó también la ausencia y entre preguntas y minutos sudando con bloqueador factor 8, me empecé a sentir agobiada y atrapada por preguntas y rayos solares y sin previo aviso me levanté mareada y me fuí a refugiar bajo una sombrilla abandonada con audífonos (nota: los audífonos significan que no quieres hablar con nadie), cuando escuché..."Oye Graff..."
(¿por qué mucha gente tiene que darme el apellido de una tenista germana, solo por llamarme igual?)
Y quien dijo Graff, es un vampiro cósmico que empezó a jalar mi energía atarantada y a hablar y hablar mientras sentía que me insolaban las preguntas y explicaciones y razonamientos y teorías de mi comportamiento y ausencia que salían de su boca con sabor al tafil que esta vampiresa toma en dosis no muy prudentes.

Huí decidiendo que mi regreso tiene que ser gradual, como el volver a tomar el sol, con factor 30, para ir bajando al 15, al 8...y ya,  por eso del cancer en la piel.

Por la tarde, cuando ya empezaba a oler a lluvia, fuí al súper.
Ví que los jitomates ya no vienen en empaque de plástico. Espero no sea casualidad o que se les hayan agotado los domos, o que se hayan entregado solo así en mi Superama.Y perdoné a los de los jitomates comprando un buen kilo para hacer una ensalada capresse mientras medio se me enderezaba el humor imaginando que tal vez mi reclamo había hecho eco entre otros más.

Carajo.
Estos días de mal humor son desquiciantes.
Todo por estar escribiendo cosas que no quiero, a quien no quiero, y con la mano izquierda...
(Y eso que no me está bajando.)

P.D.  Un día me pasó ésto:
"I began to measure things in absence instead of presence." - Marya Hornbacher

into the woods

Bosque por tercer fin de semana consecutivo, significa todo un descubrimiento, un nuevo modus vivendi.
El rito ayer fue hecho de risas y carcajadas.  Caminar, correr y bailar.
Me encanta reirme de mi. Ser ácida y sarcástica.
Y hace mucho no lo era.
Es renovador y liberador, y prepara demasiado bien para comenzar a escribir con la mano izquierda una nueva vida.

sábado, 5 de junio de 2010

¿Por qué hacer las cosas fáciles si se pueden hacer difíciles?

Eso lo decía Ramón, el papá de mi amiga Marión.

Tan fácil es, como que alguien te hace reír y tu a esa persona.
Pero eso es lo que dice la imaginación.
Hacerlo difícil es la realidad de esa risa.

Como cuando lees un correo breve con una aclaración y un "atentamente" y te ríes mucho, y dices en la mente una respuesta que sabes hará reír mucho a esa persona. Lo sabes en la imaginación, en la realidad lo recuerdas en otra lejana vida y de un delete que suena a manotazo sobre un escritorio, desapareces la respuesta junto con las risas virtualmente compartidas.

Y mientras doy el manotazo, me doy cuenta que mi mente ha estado ausente de cosas que me gusta(ba)n: leer, nadar.

Cuento en el buró cuatro libros medio empezados, sin contar los que ya pasaron al otro lado, al buró vacío.
La realidad es que los dos son mis burós.
Duermo del lado derecho, la lámpara está en el lado derecho, mis cosas importantes en el buró derecho, pero un día decidí comenzar a dormir en medio de la cama y hacerme dueña por igual del buró izquierdo.
Entro del lado derecho de la cama, para "a brinquitos", irme apoderando del centro, en lo que acabo de escribir como Brígida, o en lo que medio leo una revista fácil, o pongo un libro en la cama, lo toco, leo la cuarta de forros, abro la primera página, lo volteo...lo manoseo, lo cambio de lugar....lo sacudo, pero no lo leo...
Y mecanicamente, en las noches, entre sueños y despiertos, me regreso poco a poco al lado derecho.
Y solo pienso que el colchón se va a ir deformando. Que un día voy a tener que sudar cargándolo y volteándolo, y me da una güeva terrible el solo pensarlo...

Lo mismo pasa con la alberca. Mi backpack con mi banda polar, mi mp3 sin estrenar pero cargado con 60 minutos de música, la toalla superabsorbente que trajo mi hermanita de Barcelona, mi bata para después de bañarme, crocs, bloqueador están empolvándose junto al buró derecho.
Ya me acostumbré a verla, ya es como una hija del buró.

Todo ésto pensaba anoche cuando recordé a Azucena y su "Decálogo del Lector" que una vez me dijo existía.
Y como también tengo una enfermedad que se llama "cuadernitis", me puse a pensar dónde había guardado el cuadernito con sol y luna, con estrellas acuareleadas donde lo anoté.
Y mientras buscaba, pensé que encontraría ese "Amargo Animal" que por azares no tan azarosos del destino se perdió en la mudanza de Brígida.
Encontré mi cuaderno junto con mis moleskins de viaje, la roja, la negra, el cuaderno de paz, el diario sin terminar, el de las flores cursis, el del club de lectura y mis agendas de hace muchos años...
Y releí el decálogo, para decidirme como conclusión a hacer lo que quiera con mis libros.
Tengo derecho a leerlos, releerlos, dejarlos por un tiempo, tocarlos, guardarlos, regalarlos, meterme en ellos, salirme cuando lo desee...entre otras cosas.
Por lo pronto los ex libris para marcarlos, para tatuarlos con espirales llegarán la próxima semana.
Sacaré cada uno de ellos de su espacio en el librero para tocarlos, marcarlos, olerlos, amarlos y reconciliarme con cada uno en forma única, especial, diferente, y que olviden que tienen que perdonarme por haberlos olvidado en algún momento...

Y respecto al agua y mi speedo.
Me esperan para cuando decida, al igual que la Sirena que se ríe desde las entrañas, el dulce Tritón que ayer me llamó cantando para decirme que me extraña...
Igual que cadá gota de agua que limpia Aurelio todas las mañanas...
Igual que mi vida entera en esa alberca...

viernes, 4 de junio de 2010

Viernes

Un viernes hace poco me recordó a uno hace muchos viernes.
Un viernes de "summer love" cantado por Olivia Newton John a la una de la mañana.
De conejos turín en el oxxo. Ya era sábado en realidad.

Este viernes es de Kings of Convenience y Morphine.
Sabina descansa, que la voz la tiene muy cansada ahora con todas las Ay! Carmelas que me ha cantado...

Viernes liberador de mi, de ti, de todo...

Un viernes en el que mi abuela, la paterna, la celta-oaxaqueña, la escritora, la que odiaba a los yanquis, la hija de la monja y del presidente municipal carrancista, la que fué apostada y perdida en un juego de barajas, la que se enamoró de mi abuelo dejando todo, -incluso a una hija de poquísimos años-,  dejando su tierra amada, hubiera cumplido noventa y nueve años. 

En un viernes de todos y nadas, echada en mi cama se pueden planear muchos deseos y soñar muchas realidades.
Y saber que cuando llegas a un folder en tu inbox con poco mas de setecientos correos, la costumbre rebasó el inbox...es tiempo de revertir las palabras...
Las costumbres me ahogan. Me asfixian, por eso empecé ésta nueva vida.

I'd rather dance with you...

I'd rather dance with you than talk with you
So why don't we just move into the other room
There's space for us to shake, and hey, I like this tune ...

Kings Of Convenience - I'D Rather Dance With You

Luna y Sol

Tengo un admirador de lunas a mi lado. Saliamos muy temprano hoy, y le dije, "mira la luna, a la mitad del camino, a la mitad del cielo, a la mitad entre llena y nueva".
La vió desde el árbol, atrás del árbol, sin árbol, moviéndose hacia atras, hacia adelante...se admiró con la luna, me sonrió y le sonreí contenta.
El y yo, tenemos las cartas astrales que se complementan, el yin y el yang.
No necesitamos poner palabras a las miradas, ni mirarnos siquiera para sentir nuestras energías y sinergias.

Y de regreso, me tropiezo con la bola anaranjada de fuego que parecía se estaba comiendo la ciudad. Parecía que venía por mi.
Lo detuve con una foto mientras salía de la gasolinería.

jueves, 3 de junio de 2010

Verano

Junio. El solo sonido de la palabra significaba que entraba de lleno el verano, aunque éste tardara en llegar hasta el día veintidós.
Con él, llegaban los mangos, llegaban las uvas verdes. Los días largos, larguísimos.
A veces llegaban los viajes a Irlanda.  Otros no.

Significaba exámenes finales en papel amarillo, hechos en esa máquina que había en la escuela que no recuerdo cómo se llamaba. Uniformes que ya venían chicos, o aguantaban los últimos días. O pedían a gritos ser heredados a mis hermanas. Tenis con suela lisa.
Pero anticipaba muchas cosas emocionantes siempre: planes con los vecinos que implicaban días eternos escuchando discos LP. Cassettes también.
Sabían al Chino todos los días en la casa...ese niño-jóven que desde que amanecía estaba con nosotras, especialmente con Maya. Era parte de nosotras.
A veces boliche. Otras nadar. Otras cine.
Calor.
Un verano salieron los rufles verdes. Y nos dedicamos a comerlos cada día, junto con tazones enormes de uvas verdes.

Lluvias todas las tardes. Sin falta.

Ahora el verano suena diferente. Ahora soy madre.
Y mis hijos nunca tendrán un verano ni remotamente parecido a los míos.
Los mangos llegan casi desde febrero ahora. Las uvas verdes están todo el año empacadas en el refri del super. Ahora las uvas son grandes. Parecen hechas con molde.

Ahora no hay tardes en que puedes ir al boliche con tus amigos, o al cine simplemente gritándolo desde la puerta. Ahora es Facebook y chat.  No hay charolas de galletas yendo de una casa a otra calientes y llevándolas con los guantes de mi mamá, esos para sacar lo horneado del horno...

Ahora,
Antes...
Hoy.
Hoy es tan diferente a lo que jamás hubiera imaginado.
Hoy, aquí estoy, como adolescente tratando de resolver mi vida. Mas vulnerable que en esos veranos. Pero mas fuerte también.

martes, 1 de junio de 2010

Necedades varias

Secaré mi cerebro por unos días. Que todo descanse.
Desintoxicación de cuerpo y anexos.
¿dónde está ésta mujer, la inasible, la que debería ser yo?
Carajo. Chingaos.
After all...my tongue did cut my throat
Chingaos otra vez.
Solo me queda reír...
(tal vez calladita me veo mas bonita...)

La Mujer Inasible
Si no fuera por la esquivez, ese tu crimen, mujer,
unidos pensaríamos donde apurar en un lento amor las horas.
Por el Ganges y sus aguas rojas,
más vasto que un imperio crecería mi vegetal amor, y más despacio.
Un siglo en alabanza de tus ojos.
Cien años más en contemplar tu frente,
y el doble en adorar entrambos pechos.
Más treinta mil cada secreta parte.
Por revelar el pie, la ceja, el rizo un haz de siglos
y una edad entera para tu corazón, sol de tu cuerpo.
Por ti pródigo sería dilapidando siglos, eras, milenios.
Por que no hay en toda la dilatada historia
imperio, reino o república que valga uno solo de tus besos.
Pero eres inasible como el viento.
Amarte es una condena.
Escurridiza y etérea, imitas a los sueños.
Frente a mí despliega sus desiertos la vacua eternidad.
Veo irremediablemente esparcida tu belleza.
Mi voz vuelta fantasma de tu deshecho oído.
Polvo serás y ceniza mi deseo.

Andrew Marvell traducido por Octavio Paz

La ceiba


Todo empezó durante el sueño.
Pero la realidad es que ya no sé si fué un sueño, o es algo que imaginé.
Pudo haber sido a la medianoche, o media madrugada.
O mientras iba hoy rumbo a Toluca y dormité en la carretera medio consciente, medio no.
O si realmente es una verdad.
Tal vez todo empezó en ese viaje a la Selva Lacandona que hice hace no tengo idea cuantos años. Tal vez cinco. Tal vez dos.

En el sueño, estoy en medio de una espiral. Y esa espiral es un tornado.
Un tornado que tiene hojas verdes, como de bambú. Tiene tierra fresca y húmeda.
Esa tierra huele a lluvia.
Tiene aire, por eso se mueve tan rápido.
Tiene raices.
Y tiene azules que son pedazos de cielo que aparecen en espacios de ¿tiempo, lugar...?

Nunca he estado fuera de la espiral. Lo que pasa es que tenía una venda tapándome los ojos.
Ahora que lo pienso bien...no era una venda, era un paliacate, de esos que me gusta usar los fines de semana. O cuando viajo. Así sea una hora de carretera. Un paliacate en la cabeza significa salir. Significa conocer. Sol. Carretera. Paz. Parar en la tienda de la caseta a comprar lo que sea que nunca como en días normales...
Ese paliacate me lo quité y me lo puse sobre el pelo.

Y entonces comencé a ver esa espiral viva. Esa espiral llena de vida, de olores, de sensaciones. De tacto casi orgásmico.
En ningún momento tuve miedo...
(No es cierto...si tuve miedo...tengo un poco de hecho...pero se me está quitando mientras voy descubriendo)

Y luego comencé a escuchar las voces. Todas eran voces conocidas: la de mi mamá hablándome cuando me tenía dentro. Las risas de mi papá cuando fuí creciendo. Las risas de mis hermanos. Los llantos de mis hijos cuando nacieron. Los pleitos también, y las discusiones acaloradas y pasionales.

Y las voces actuales...con mis propias palabras como fuerza central.
Alrededor de mi voz, las voces de mis personajes cercanos ahora, en éste presente.
Todos hablándome al mismo tiempo.
Todos diciéndome que hacer, sentir. Qué dejar fluir. Cuando volar, cuando no. Cuando gritar. Cuando llorar. Cuando callar, que es lo que mas me cuesta...
Y yo en medio de todos, sin verlos, solo escuchándolos, preguntándoles a veces. Balanceando sus respuestas. Tomándolas o dejándolas.

Llegó un momento en que sentí que todas sus presencias, palabras y todos los hechos y vivencias de estos últimos tiempos se agolpaban en mi cabeza...
No como un dolor, ni una presión...
Simplemente comenzaron a ser demasiados...
Y yo viendo todo sin saber que sentimiento tomar con la punta del índice y pulgar.
Sin saber cuál es mas importante que el otro. O cual debo dejar mas o menos tiempo ahí...
Y mientras, todos siguen hablando a mi alrededor.
Todos con cariño, todos preocupados por mi. Todos queriendo verme como soy. Pero cuando todos hablan al mismo tiempo, no puedo entender ni tengo la fuerza para decidir...

Por lo pronto el asunto de la magia queda resuelto.

Mi magia es distinta a la de todos.

Una es maga del Reiki y es la que todos los días me aterriza. La otra es la maga de los Colores y las Cartas. La otra, la mas reciente, la Flor del Universo, es la maga de los Astros y de la Paz. La Viuda es maga de la relajación en forma de palabras, cojines aromáticos y manos mágicas que masajean cuerpos. La Sirena con su paz de agua y sus risas desde dentro que suenan a malísimas influencias...
El Mago Chino es el que me ha devuelto la energia, o mas bien, la ha reacomodado en mi cuerpo. La otra Maga es la que reapareció en mi vida, que sufre mas que yo, pero tiene Palabras Mágicas para los Niños y Niñas...
Y hay otro personaje borroso.  Es una idea aún suspendida en mi cabeza, pero la mas fuerte.  Va a esperar a ser tomado con el índice y pulgar en otro momento. Ahora no. Tiene que guardarse bajo llave momentaneamente o permanentemente. Hasta que entienda qué hace allí y en qué momento llegó o cuando se fué.
(creo, sin saberlo a ciencia cierta, que fué quien me quitó el paliacate de los ojos, que no fuí yo)

Pero mi magia.
Mi magia tiene que ver con las palabras.
Muchas veces habladas, pero las más, escritas.
Las palabras que la gente elige quiere escuchar de mi voz en momentos muy extraños. Momentos para los que aún no comprendo por qué me eligen hablarlas.
La magia de la intuición. Esa está desarrollándose de una forma diferente, y una llave que tenía abrió su puerta.
Y la magia de los deseos a la Luna, que siempre se me cumplen. 


Pero sigo en el centro del tornado, y me entró una claustrofobia agobiante. Me ahorcan la espiral y la cruz de Brígida que traigo en el cuello. Me las tengo que quitar pero no puedo, son parte de mi. Muevo la cabeza, los brazos y quiero tomarme de algo para empezar a salir del tornado. Tengo que subirlo, por el centro...
Y entonces, comienzo a ver las raíces. Raíces, muchas, fuertes, pero a la vez flexibles. Como lianas. Seguras y casi sonrientes. Y me cargan para subir al tornado, a la espiral viviente.
Trepo y empiezo a girar con el tornado, y me doy cuenta, en algún momento, cuando se me ha quitado el mareo, que me gusta ese ritmo y cadencia.
Me gusta esa fuerza y la seguridad que me dan las raíces.
Me gusta el olor y los colores de donde estoy.
Me gusta la frescura de la tierra.
Y decido, que no voy a salir del tornado. Me voy a quedar girando en él.
Por los siglos de los siglos...

Y las voces...me siguen acompañándo, pero de otra forma.  Están contentas, se escuchan contentas, porque me ven dentro de la espiral, que es una de mis espirales, y me ven decidida.
Me ven y ven que comienzo a ser feliz de una forma muy diferente a la que he sido.
Porque esa es la verdad, siempre he sido feliz...

Y esas raíces, son las de esa ceiba infinita que vi con Marina y su familia lacandona, esa vez que me quedé una semana en esa reserva.

Y esto. Todo esto, no es un sueño.
Es mi vida.