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martes, 27 de marzo de 2012

Esta lluvia

Esta lluvia que apenas siento, me recuerda a mis tardes de hace muchos instantes de vida.

Esas tardes antes de nacer ellos.
Esas tardes antes de aparecerte en mi vida.
Esas tardes que eran largas y que parecía que la noche nunca llegaría, -esas tardes que eran tan obscuras de nubes que parecían noche cuando aún eran tarde-.

Tardes, como la de hoy, en las que los truenos no dejan de sonar ni los rayos de aparecer.
Tardes en las que siempre quise pensar o desear hacer el amor y ahora no recuerdo si alguna vez lo hice escuchando este silencio de tarde lluviosa que tiene aire aunque no se siente, que tiene ritmo aunque no se baile, que tienen olor que se siente como si se me vistiera el cuerpo de lodo frío.

Esta tarde es diferente.

Y lo es porque sabemos que estamos acercándonos a algo que sentimos pero no sabemos cómo se llama o a qué sabe.

Sabes que te soy imprescindible, y que me eres necesario para vivir.

No sabemos ya ni cómo nos llamamos ni a qué nos olemos cuando nos respiramos las pieles.

Sabemos que somos almas perdidas en esta nuestra única vida, esta en la que coincidimos.
Esta en la que tenemos memoria, -porque cuando reencarnemos, seguramente nos enamoraremos de alguien más y jamás recordaremos este instante en el que nos tocamos en esta vida-.

Hoy la tarde me sabe a Nebbiolo. Me sabe a que tenía antojo de ir al cine y lo cambié sin querer por estar escribiendo esto.  Me sabe a ganas sobradas de ti.
Me sabe a abrazo mudo, a caricia eléctrica.

Hoy la tarde se escucha a truenos que no dejan de sonar. Se escucha a que me quedé sola sin ellos.
A que estoy sola sin ti.

Sin ti que no tienes nombre, o que tal vez ya lo tienes, igual que yo, pero que no ha llegado nuestro tiempo para vivirnos.

A que no ha llegado el tiempo en que tu y yo, a ritmo de truenos obscenos y de rayos indecorosos hagamos el amor en una tarde de primavera que parece de final de verano.

Y que después de eso...se acabe el mundo cuando explotemos en un orgasmo que nos haga abrir los mares por mitades y las tierras renazcan en orquideas multicolores.

Yo. Siete horas antes de ésta lluvia de hoy

sábado, 24 de marzo de 2012

Ink of love

Salió del corazón del amante de una Diosa.
Nadie sabe cómo se llamó.
Nunca nadie lo sabrá.
La olvidó para perderse en una ciudad sin rumbo llena de terremotos.

Solo se sabe que la amó perdidamente y que la Diosa estaba dispuesta a convertirse en un ser terrenal y perderse en una ciudad por él.

Pero él nunca se lo pidió.

Y entonces ella, una noche, le sopló en la oreja y lo durmió, y le cantó la historia de los hubieras que nunca existirían, le tatuó tres espirales en el hombro izquierdo, y de un beso le sacó un frasquito de sangre para escribir la historia que nunca vivieron juntos.

Nota agradecida: a mi querido Haijin-Sean, por estar, por ser, por querer, por ayudarme, te quiero y mucho y lo sabes, 

...y que además de hacer el cous cous mejor que cualquier marroquí y que el mismo Rafi, tocas el bajo mejor que cualquier blues-man...

Expiando en el Grimorio

viernes, 23 de marzo de 2012

Éter

Ayer se te empezó a salir el éter por las costuras de la garganta.

Casi no podías hablar, así que me pediste con la mente, mientras tratabas de detenerlo, que tomara ese éter color rojo, color sangre, lo condensara y lo metiera en mi pluma fuente, -en esa pluma fuente que te platiqué se encontró mi abuela tirada en un mercado-.

Tu éter quería volar de la pluma fuente a mis dedos, por mis brazos hasta mis auroras boreales.
Pero mi éter es de color violeta como unas macetas de vidrio soplado que compré una navidad y que no tienen plantas.
Mi éter no quería colorearse como el tuyo, pero el tuyo si quería fundirse con el mío.
Así que me quedé estática, solo moviendo la mano derecha sobre la moleskine que dice grimorio en la portada, y empecé a reescribir nuestra historia.

Empecé por donde ya no hay memoria ni recuerdo, donde caminabamos juntos pero tu mirando a la izquierda y yo a la derecha.
Caminábamos un mar en el Pacífico con un horizonte anaranjado y largo como el infinito etéreo de todos los horizontes conocidos.

Solo que éste era diferente.

Tu mirabas una orilla del horizonte y yo la otra. Las olas reventaban frente a nosotros, tu te querías meter al mar junto con la ola veintidos, pero yo te solté la mano y entré de lleno porque necesitaba la sal en mi piel.

Mi éter empezó a entintar el mar de color violeta. A veces se oscurecía con manchas púrpuras.
Empecé a nadar y empecé a sentir que la piel se me llenaba de confetis multicolores.
Escamas rosas, azules, verdes y amarillas.

Tu seguías en la orilla y yo ya había pasado el nacimiento de las olas.

Simplemente te sentaste en la playa decidiendo no entrar en el mar y tus ojos me hablaron desde allí esperando con tu éter cambiando de colores.
Estabas hecho un arcoiris perfecto.

En ese momento llegaron dos ballenas que me llevaron a nadar por muchos siglos.

Tu...

Tu me esperas en esa playa, lo sé, y sé que si te llamo desde el fondo de mi éter, me escuchas.

Siempre.

Floreros para orquideas



martes, 20 de marzo de 2012

Mi espíritu

Trato de dormir y escucho el crujir de las paredes. A veces en una esquina específica, otras en la sala o el comedor, o tal vez en la cocina.

Lo cierto es que los ruidos parecen cautelosos hoy en la noche, parece que se cuidan de algún otro terremoto que pudiera ocurrir.

Pero eso no me da miedo, parece que las paredes, techos y columnas, se hablan, se miran y se alinean, como si les tronara la columna vertebral, como si estiraran los músculos.
Saben que somos muchos y que tienen que sostenernos, las ventanas se blindaron a las 12.03 pm del día que inició la primavera. Las puertas se robustecieron y los pisos se recubrieron de acolchados y mallas para detener cualquier cosa que caiga en caso que la tierra decida moverse nuevamente.

La realidad es que lo que me da miedo es que el espíritu se me vuelva a salir durante el sueño...
Anoche pasó en una de mis cuatro o cinco pesadillas. Mi cuerpo estaba inerte y mi espíritu trataba de asir cosas sin éxito. Soñando pensé que estaba muerta, pero hoy comprendí que no lo estuve.

Y entonces entendí lo que me dijiste..."cuando estás bajo anestesia tu energía se torna extraña, tu espíritu se desprende de tu cuerpo, y necesitas varios días para recuperarte, recomponerte y reforzarte el cuerpo y los sentidos"

Y entonces entendí el porqué de mis sueños alucinados y espesos...las breves huídas de mi espíritu y mis noches interminables...

Y ya comenzó la de hoy, y ya quiero que termine...

Primavera, paredes y pisos alineándose



lunes, 19 de marzo de 2012

Fragilidad nocturna

Cuatro noches han pasado que no he querido que llegaran.
Eternas, han sido espesas y oscuras.
Les he tenido miedo a partir del momento en el que se ha metido el sol. Miedo a no saber cómo enfrentarlas, cómo acurrucarme en ellas porque no puedo acurrucarme.

Las pesadillas han sido extrañas pero tan reales que las he respirado.
Tres han permanecido en mi memoria y podrían ser vendidas a Haruki Murakami y me haría rica con solo platicarle fragmentos de ellas.
He estado a punto de morir en estos sueños y los personajes de mi realidad han salido a mi encuentro.
Los presentes, los que puedo tocar, los que me consuelan.

Pero me despierto...dos, tres, cuatro veces en cada noche y me invade el miedo de lo que vendrá en el cuarto menguante que le queda de madrugada a estos días de marzo tan fuera de mi.

Anoche quise llorar un blues, un babyblues...un posparto imaginario del que me siento aún embarazada.

Y hoy amanecí, di pasos, muchos pasos, hablé, besé, acaricié. No puedo reírme ni estirarme como siempre me gusta hacerlo. No puedo tomar mis dos tazas y media de Barrys, pero si puedo perderme en las cuatro pupilas que dí a luz hace muchos años, entre cuatro manos que me ayudan a hacer de estos días una normalidad constante, un nuevo futuro, una vida, otra nueva vida, dentro de las tantas que he tenido...

Hay momentos extraños en los que siento que he perdido mi sombra, siento que me está esperando afuera, junto a la jacaranda que está floreciendo, junto al coche, lista para salir conmigo.

Y Merlina...
Por circunstancias que aún no puedo explicar la tengo atravesada, no quiero que se me acerque, ella lo percibe, y se me aleja durante las pesadillas...

Cuando me teja de vuelta la sombra y agote las pesadillas -si es que quedan aún-, se me acercará mientras yo la llame para acariciarla.

Lo sé, tan como sé que esto será en horas, tantas horas que no llegarán a cuatro días más de pesadillas.

Mi sombra tejida con un sweater gris hace seis días.



miércoles, 7 de marzo de 2012

Blue ginger

Me desperté flotando, evaporada de mi propio cuerpo, eterea con todos estos kilos de mas que me pesan sin poder disolverlos.
Liviana de ti pero contigo. Alegre pese a todo. Radiante con el calor de las jacarandas metiendose por las ventanas.
La cocina me deslumbró de tan blanca, y pese a todo, mis rituales siguen como si nada hubiera pasado.
A cierta hora de la noche, me levanto al baño.
A cierta hora exacta de la mañana Merlina se acerca con un único maullido que suena a despertador.
A cierta hora el agua hierve y ya estoy sentada en la barra de la cocina sirviendome dos y media tazas de té.
Y después con la última media taza restante me meto a la regadera. No tardo en bañarme. No tardo en revivirme la piel con el agua.

Y entonces, cuando me doy cuenta estoy cogiendo las llaves del coche y buscando las de la casa en el fondo de la bolsa sin encontrarlas la mayor parte de las veces. En esos momentos no sé cuanto tiempo ha pasado desde que me desperté.
Es un día mas. Así de simple.

A media mañana rompí la rutina para salir por un té a la cafetería del vecino que siempre tiene explicaciones absurdas a cualquier pregunta.
Y las contesta estupidamente después de tardarse varios segundos como para no parecer tan tonto en sus respuestas y argumentos.
Y cada vez suena mas tonto aunque el no lo sabe.

Escogí uno de los tés de su colección alineachakras.
Me preguntó si lo tomaría frío o caliente para darme los argumentos y justificaciones de cómo o por qué debía tomarlo de tal o cual forma y yo ya estaba a punto de decirle que se metiera el té por el culo cuando decidí alinearme los chakras y la intolerancia para sonreir y pedirle que me lo llevara a la oficina cuando estuviera listo.

Reposó en mi escritorio varios minutos que se transformaron en una hora tal vez, para en algún momento acercarme el vaso a la boca y sentir cómo explotaba sin aviso el picante del jengibre en mi lengua.
Y el azul de las flores de malva.

El té para la expresión y la resonancia. El té del chakra número cinco.

Entonces, empujé mi silla hasta que tocó la pared y con el vaso en la mano, empecé a sorber y sentir.

A sentirte fuera de mi vida aunque formas parte de cada una de mis terminaciones nerviosas, a recordar -noseporque-, mi campana tibetana que se quedó en el buró en Tepoz y que nada tiene que ver contigo pero tal vez si con el picante jengibre.
A volver a recordar esa terraza a pie de carretera tomando ese vino blanco y helado mientras te reías y nos caía el sol de lleno en los cuerpos enteros...
A sentir que me dolía ligeramente la espalda sin razón aparente.
A sentir que estabamos solos en el universo.
Y sentí nuestra felicidad, plena.

Por instantes, entre sorbo y sorbo, viví ese tiempo que fué hace tantas vidas, cuando aún no nos enamorabamos ni nos amabamos...
Y eramos tan felices...

Expresión y resonancia



lunes, 5 de marzo de 2012

Yin yang

Siempre lo supimos:
Agua y aceite, día y noche,
negro y blanco, mojado y seco.
Sol y luna.
Hombre y mujer.

Tu y yo.

Y, parece que fué hace una eternidad, y fué hoy por la mañana, hace doce horas, cuando sin palabras, trataba de aprenderme con los dedos partes específicas de tu piel.
Respirandote las pestañas y escuchándote las dudas que tienes mas que sabidas.
El silencio atoraba todo lo que quería salirse por mi garganta, a gritos.
Todo lo que te he dicho por meses. Todo lo que no me he cansado de repetir.
Al menos lo he dicho con todos los sinónimos que he encontrado a mi alcance para no aburrirte ni aburrirme.

No queda nada que agregar a nuestra historia, esta historia que tiene tantas vidas...
Tiene una vida en un balcón donde a pie de carretera hicimos el amor.  Tiene un baile en la cocina. Tiene muchos planes que se nos fueron de las manos.  Tiene muchos grados de temperatura, tiene muchas canciones tuyas y poemas mios. Tiene kilómetros que has corrido, tiene horas que he dormido. Tiene lágrimas que nunca has llorado ni lo harás.  Tiene muchas risas mías, pocas tuyas.
Tiene mi locura y tiene tu cordura.

Solo me queda en nuestra historia una rosa que niega la muerte, el desvanecimiento, la agonía, y se alza enorme en su florero azul sin marchitar el rojo intenso que le pintó la naturaleza, sin soltar un solo pétalo...

Así como yo me he propuesto no soltar una sola lágrima.

Y los días siete, siempre te bailaré una canción, -hasta que me olvides-...

Rosa en florero azul





domingo, 4 de marzo de 2012

Capullo

El silencio lleva dos horas hablándome.

El destino y el pasado se han juntado en un vortex que habita conmigo en este espacio de domingo que me rodea callado.

Escucho los mismos ruidos.

Algunos nuevos.
Los tacones en el pasillo de mármol de alguna vecina son nuevos.
Me detengo a escuchar el teléfono que nunca suena y que decido no contestar, -nadie habla al teléfono fijo ya, solo suena el celular desde hace mucho tiempo-, me detengo a seguir escuchando sentada en la silla del comedor.

Lentamente, como si no hubiera prisa y como para poder pensar mejor,  con el índice y pulgar, toco el lóbulo que no tiene arete, y recuerdo que tampoco traigo la moldavita colgada en el cuello, ni mis anillos ni pulseras ni reloj.
Lo único que traigo es un broche en el pelo.

No necesito mas la mayor parte del tiempo.
No necesito nada.
Lo único que necesito ahora es que el cuerpo me funcione correctamente. A paso constante pero tranquilo y pacífico. A paso acelerado cuando lo necesite, mas no cuando él quiera. A paso lento cuando tenga que sentir con todos los sentidos eso de allí o eso de allá o eso de acá.

Necesito oídos para escuchar los ruidos que parece entran a fuerza galopante y atrabancada, y me dicen:  "ESCUCHA", gritando, y luego bajando un poco el volúmen: "pon atención a lo que ahora tienes que hacer", mientras escucho los tacones por el lado de la ventana, ahora en el estacionamiento, saliendo a la calle, al mundo, del otro lado de la avenida.

Y el sol se vuelve a meter por la ventana estampando la jacaranda que hay fuera en la pared blanca, justo frente a mis ojos.
Y se mueve esa sombra y me baila, y al mismo tiempo me habla y me dice que tengo que bailar junto con ella, que tengo que ponerme tacones y caminar con paso firme haciendo retumbar la tierra que piso para que el resto del mundo voltée a verme mientras aviento espirales con los ojos y lo seduzco...mientras hago mío el mundo entero.

Y sé que estoy saliendo de otro capullo en esta vida. Que estoy a punto de metamorfosear en otra una vez mas.
Siento una leve explosión a nivel epidermis que me hace mover los dedos y teclear letras en este domingo en silencio mientras sé que necesito dos respuestas para dar el siguiente paso.

Una respuesta es para el cuerpo y la otra es para el alma.

El tiempo se me está escurriendo como agua por los dedos. Como arena en la playa en Pie de la Cuesta mientras cuento olas reventándo violentamente frente a mi. El tiempo pasa por mi vista mientras cierro los ojos e imagino Punta Cometa. O cuando siento la Vía Láctea en esa azotea en Maine hace años. O como el viento que me enfrió las espirales hoy por la mañana.
El tiempo se mueve como la luna en las noches sobre mi, o como si diera vueltas mientras floto en el manantial en la Selva.

El tiempo se vá, y yo me voy a mover con él, lo he decidido.

Solo falta que decidas tu si me vas a acompañar, ahora...justo cuando me arreglen las entrañas para que pueda salir corriendo para luego echarme un clavado al mar y mojarme las escamas que siento tan secas.

La jacaranda en mi pared pintándola de humo.



jueves, 1 de marzo de 2012

La niña de mis ojos

La veo, y me veo a mi.
Treinta y cuatro años menor que yo y me recuerda a mi a los ocho años.
Siento que soy yo en una vida paralela. 

Desde que nació tuvimos esa conexión que solo sientes con ciertas personas a lo largo de tu vida.

Era recién nacida cuando la cargaba y dejaba de llorar, era niña cuando me inventó el nombre que me bautizó solo ella y con el que me llaman ahora todos, era niña mas grande cuando ella empezó a decir  "nos parecemos muchísimo tu y yo"

Ella nació con el paso de Venus por la tierra hace ocho años y entonces se volvió mágica. Nació un día en el que no había mas niños naciendo en el mismo hospital que ella. Un día en el que jugaban los Pumas y los doctores salían a ver la tele a la sala de espera y nos decían que podíamos entrar a ver a Maya cuando nunca se puede hacer eso. Un día 11. Un día después del que llegué de un viaje largo, como si me hubiera estado esperando para  estar juntas a llegar a compartir nuestro mundo.

Su mamá me eligió como su madrina, aunque nos sentimos algo mas que madrina y ahijada.  Conmigo se queda quieta cuando tiene que dejar de moverse. En secreto me dice sus secretos terminándolos con un te quiero que siempre me escucha decirle cuando yo le platico cualquier cosa al oído y abrazándonos.
Siempre, sin falta cuando nos despedimos nos lo decimos...como si fuera pecado callarnos el cariño junto con un abrazo que parece que vuela mientras ella baila.

Su mamá me dijo que es una tímida extrovertida, y cuando dijo eso me sentí mas que aludida...nunca había encontrado esa descripción tan perfecta pero para mi y entonces sentí que Maya era mi mamá y no mi hermana menor y me conocía como solo las madres conocemos a nuestros hijos.

Se queda mirando ausente a la ventana a veces y le pregunto qué piensa. Me responde que nada.
Le digo que no se puede pensar en nada, que la mente siempre está pasando imágenes de película que se llaman piensos...
"No Titi, a veces no pensamos, solo vemos cosas"

Ella es la niña de mis ojos, es la hija que nunca tuve, es mi adoración cuando la abrazo y le tengo que decir -porque siempre se me escapa de la boca- , te quiero nena, aunque la verdad es que la adoro.

...y mas cuando me pide que le regale arena mineral para curar sus cuarzos con los rayos de luna...

Mi niña