Mis favoritos

sábado, 31 de julio de 2010

Moretón

Brígida descansa sobre un camastro. No tiene energía siquiera para escuchar música, simplemente se tumba al sol sin pensar en nada pero sin dejar de pensar en la noche que pasó hace apenas unas horas.

Con los ojos cerrados, siente una mano pesada que se posa sin preguntar sobre su muslo izquierdo.
Abre los ojos y ve al Sacerdote Mulato.
Le sonríe y le dice que la ve mucho mas delgada.
Brígida se ríe sarcásticamente y no le contesta con un solo intento de palabra.
Observa como el Sacerdote Mulato recorre con sus ojos café oscuro su cuerpo, ese que fué de él hace algunas vidas.
El sigue hablando sobre su cuerpo, quiere jalar el biquini rosa para ver las espirales que nunca besó y no se atreve a hacerlo porque Brígida con la mirada se lo prohíbe.
Brinca cuando el Sacerdote Mulato se le acerca al cuello y con los dedos toma la Cruz, y ella se la arrebata.
"Tanto sol, tanto aceite en tu cuerpo, se te va a asolear la Cruz"
Ella piensa que así lo quiere. Otro tatuaje, pero de sol. Y eso no debe importarle ni a él a nadie.

Brígida quiere volver a cerrar los ojos para pensar en la violenta noche que pasó hace unas horas. Quiere recordar detalle a detalle.

Y solo escucha que el Sacerdote Mulato le alcanza a decir:
"¿Por qué tienes manchas de hollín, por qué tienes un chupete en el cuello, un arañazo felino en la espalda y un moretón en el brazo?

Porque sí, contesta Brígida, dándose vuelta en el camastro dando por iniciada y finalizada la conversación.

viernes, 30 de julio de 2010

Luna y naranjas

Manejo en estado taciturno por las calles a media mañana.
Mis pensamientos van y vienen en haiku y recorren casi segundo a segundo la insomne noche en la que el aire frío perforaba una a una mis vértebras.
Mis manos se aferran al volante en forma casi perfecta. Veo mis tres anillos. Dos churumbelas en la mano izquierda, una con zafiros y la otra con rubiés.
Veo mi Claddagh en la mano derecha. Mis pulseras de piel trenzada, las perlas negras y los cascabelitos para ahuyentar los malos espíritus que a veces se disfrazan de aire colado que eriza mi columna vertebral. O de sombras invisibles. O de notas en medio de una canción de Pink Floyd.
Veo mi cara en el retrovisor y mis propios ojos no pueden dejar de ver los que ven en el espejo. Hoy son mas olivaceos y menos cafés. Hoy me veo angulosa la cara, diferente a ayer que salí mas temprano. Parece como si me descubriera la cara por primera vez. Como si viera a una perfecta desconocida. Tal vez sea que hoy no estoy vestida de color berenjena. Que traigo una blusa blanca y un sweater negro y me colgué la Cruz de Brígida que había guardado en el cajón.

Sea lo que sea, me veo diferente. Cansada de insomnio, pero no cansada con un agobio sin nombre. Simplemente y pacíficamente diferente.

Y cuando desvío la mirada del espejo, veo las nubes, y queriéndose perder, pasar desapercibida, queriendo no ser vista, está la enorme luna menguante, que quiere y no quiere que la mire...Pero la descubro, y la quiero llevar conmigo el fin de semana, y cuando me decido a sacarle una foto, se pierde detrás de un edificio que tiene un anuncio azul enorme, y que es un hotel.

Todo esto mientras espero avanzar perdida entre las naranjas que tiene la camioneta delante.
Fracciones de segundo bastan para pensar en haiku.

(¿qué ha pasado desde ayer, o antier, o desde hace unos días que me hace parecer diferente en ese espejo?)

jueves, 29 de julio de 2010

La Virgen Negra

Brígida no supo que pensar cuando leyó esas tres palabras: La-Virgen-Negra.
Sintió una curiosidad extrema, estática, casi obscena.
La arrobó un sentimiento que envidiaba instantáneamente sus proezas seductoras y magnéticas.
La imaginó: torso larguísimo, piel de ébano, caderas turgentes, muslos largos y estéticamente perfectos.
Labios enormes y carnosos.
Piel sin un solo lunar. Sin una sola peca.
Inménsamente diferente a ella.
Elástica, lisa y que al tocarla sería volátil.
Si volátil...Fué lo primero que pensó Brígida.
Que al tocarla podría deshacerse en viento, o inventó que tal vez soluble al agua.
O deshacerse en una risa, o pulverizarse en un jadeo.

Y Brígida quiso por un instante cambiar una espiral por el caracol que llevaba La-Virgen-Negra puesto en un anillo, en la mano derecha.

Pero solo fué un instante.
Brígida recordó que ella es Diosa, y que La-Virgen-Negra es eso. Una Virgen.

Prefirió jugar el papel de la que espera bajo un portal en medio de la lluvia, la que espera sin saber voltear a la izquierda o a la derecha.
Volteará al lado por donde el viento llegue. Eso ya lo sabe, así se lo leyó la Gitana una vez en el Tarot.
Pacientemente.
Arrobadamente.
Mientras siente el sabor del té negro en sus blancos muslos.
Mientras magnéticamente pega la espalda a la pared y espera las palabras mágicas que le llegarán al oído.
Sintiendo latir las tres espirales que tiene tatuadas cerca de los iliacos, cerca de los muslos, cerca del centro de su ser.
Latir-esperar-escuchar-leer-soñar.

Viendo al frente mientras tanto.
Fumando aire disfazado de oxígeno para sus células mortalmente divinas. Exhalando un deseo eléctrico.
Invocando hacia los cuatro puntos cardinales en silencio mudo, en espera agonizante.

Solo a veces agonizante...

(mientras tanto, se toma una copa de oporto helado y lee algún poema de e.e. cummings o alguna historia que algún fiel devoto le escribe mientras juega a ser ermitaño en Siberia, le baila ritos escritos y le reza rosarios con cuentas de cristal negro de Swarovsky para alcanzar la Gloria en espirales y llegar al éxtasis eterno en medio de los muslos de una mujer de ¿Europa Oriental?).

martes, 27 de julio de 2010

El regalo

Puso el paquete sobre mi escritorio.
Estaba metida en internet revisando algo que ya no recuerdo que era, y no puse atención hasta después, justo durante ese respiro que se toma para volver a la realidad consciente, a  la realidad real que nos rodea.
Y entonces observé detenidamente el paquete, y la  lata colocada sobre el papel encerado que lo envolvía toscamente.
Recordé cómo había llegado allí. Retrocedí mis pasos, que en realidad fué retroceder los pocos ¿o muchos? minutos que acababan de pasar.Llegó y me saludó con un beso en la frente.
Algo me dijo, probablemente un "¿estás muy ocupada?" a lo que debo haber contestado con un ausente y vago "si, un poco".
No tengo la mas puta idea de qué pudo haber sido tan importante para no haber volteado a verlo siquiera. Para no haber devuelto el beso de saludo, o haberle tocado el brazo, o acariciado su rasposa y ahora bien recortada barba rubia.

Estaba ahora sentado frente a mi, perdido en otra cosa.
Y yo seguía viendo hipnóticamente el paquete. Ahora veía tres pedazos ya sin pegamento de durex.
Llamaba mas mi atención que la lata vieja de arriba...
Esa ya sabía yo que tenía: té. La lata era de Harrods, pero sabía sin preguntar que dentro tenía Lyons Red Label, o Barrys...loose tea...

Si hubiera abierto la lata hubiera aspirado el olor a té irlandés. Negro. Negrísimo.

Pero el papel encerado era el que llamaba mi atención. Lo abrí rápidamente.
Una foto.
Que él tomó.

No tuve que preguntar para quien era, ni el motivo.
Para ella. El motivo: estar enamorado nuevamente.

Todo ésto, dos simples, simplísimas cosas, puestas sobre mi escritorio.
Por unos minutos en mi espacio diario, para acomodarse en unas horas, en el espacio que ella ocupa. Seguramente recibidos con una gran sonrisa, de esas que vienen desde los ojos...
Sonrisa de enamorada. Sonrisa feliz, aunque accidentada.

Y entonces, traté de recordar, algún regalo como ese.
Muchos que he dado.
De esos que son detalles estúpidos, que para mi valen...¿cuánto valen?...no lo sé...
¿cuánto puede valer una orquidea seca, o una cruz de plata, o un libro usado de poemas, o un libro que contiene cinco cartas?
Nada, no vale nada...
Y a mi.
Nadie me ha regalado algo así...
Un poco de té.
Una foto en blanco y negro. Tamaño postal.
Cosas tan valiosas, tan simplemente valiosas...

Mentiras...
De Navidad una amiga me regaló una piedra de Santa Lucía, que tiene una espiral.
Mi amiga Gitana me lee las cartas cada cumpleaños y ocasión inesperada y me regala un futuro incierto que parece ser cierto.
Una amiga para mi cumpleaños me regaló un cuento en el que me convertía en Sirena.
En la selva, mi nueva amiga chiapaneca me hizo tres collares de semillas y me regalo dos pedacitos de resina de la selva para perfumar el cajón de mi ropa interior.
Mi otra amiga buscó y buscó hasta que encontró en medio del bosque unas plantas que crecen como espiral y me las regaló.
Mi hijo me regaló unas hojas de albahaca y otras de epazote que él sembró.

Una vez, recibí una foto de regalo.
Sin dedicatoria...
No sé cómo es la letra de quien me la regaló.
Nunca le ví tomar una pluma y escribir algo.
Solo sé que le gustaba escribir con pluma fuente, con tinta Caran D'Ache, mas no las plumas de esa marca...

lunes, 26 de julio de 2010

Esa historia y esta historia

Yo pensaba que esta historia era única, diferente, irrepetible.
Pero.
Un día llegó él a contarme esa historia:
"Ella y yo nos soñamos al mismo tiempo. Nos pensamos e invocamos en momentos idénticos. Cosas mágicas nos pasan, palabras únicas e inventadas"

Me lo decía y pensaba que esa historia era un cuento robado.

Dejaron de verse cuando ella le confesó que estaba enamorada de él.
En el momento en que ella borró de tajo su nombre y olvidó su cara, él cayó de bruces al suelo, dándose cuenta por vez primera que él estaba más enamorado. Que no podía vivir sin ella. Que era su complemento, aunque ella era muchísimo menor, era tan simple y vana. Tan normal, común y corriente.
Hubo algo que siempre estuvo allí y él nunca vió.
Y ella no volvió más. Se encaprichó, le tiró a matar, lo despreció. Lo aventó de su vida y le cerró la puerta en la cara.
Y pasaron casi tres años.
Y él nunca dejó de pensarla (la realidad es que ella tampoco)

El reencuentro llegó hace apenas una semana.
Él no preguntó por qués. No quiso saber razones.
Lo importante era que ella había vuelto.

Escuché su tono de voz diferente. Feliz, extasiado. Como nunca en toda nuestra vida juntos lo había escuchado. Estuve tan feliz por él. Feliz por todo lo que lo quiero. Feliz porque es mi ángel.

Pero anoche.

La voz era de alarma infinita. De llanto atorado. De telenovela inventada.
Ella tuvo un accidente, está en el hospital. Inconsciente.
Angustia atrapada en términos médicos incomprensibles.
Ganas de gritar mil cosas que no tenían volúmen se quedaron calladas del otro lado del teléfono, y yo no supe qué decir, cómo consolar.
Los dos nos quedamos mudos muchos segundos.

El mundo revira. Todo vuelve a nuestros caminos. Esas energías, sinergias, telepatías, pensamientos cruzados, magias y ritos inventados o reencontrados.

Solo que a veces no todo tiene final feliz.
A veces la espiral es imperfecta.

domingo, 25 de julio de 2010

Swim-zen

Nadar en domingo post-lluvia con restos de huracán, con una nube que parece eterna e infinita en el cielo.
MP3 con una sola canción repitiendo y repitiendo hasta que se convierte en mantra y en un crawl zen.
El dorso viendo al sol que hace el mayor de sus intentos nadando de pecho por salir de las nubes y visto con goggles negros lo invento como la luna mas llena y mas redonda que nunca haya visto.
Y mientras veo la raya negra de mi carril, piensos y mas piensos al ritmo de Pearl Jam. Brazos adoloridos, espalda tensa y muslos palpitando con esfuerzos cada cincuenta metros, cada cien metros, hasta completar tres mil quinientos en un agotamiento perfecto y exquisito.
Piensos. Re piensos. Risas bajo el agua.
¿Por qué tanta lucha?
Si al final siempre me haces reir. Siempre.
Sé cual será nuestro final: grandes amigos. Lo que hemos sido siempre. Desde hace nueve o veintidós vidas, ya perdí la cuenta.
Y yo con la necedad de pensar que estoy enamorada.

Y la lluvia vuelve a caer, y espero con el mantra atorado en el hipotálamo.
Y canto en la mente "Lay down your arms, and surrender to me...come off your battlefield...some day you're going to retreat..."
Y sé que aunque no me lo hayas dicho, me perdonas por lucharte siempre y decirte las cosas tal como me parece que son, por tirar a matar defendiendome de nada y de todo.
Por decirte siempre mi verdad, la que pienso y siento, escrita en un pañuelo de lino con la mejor tinta china que pueda existir.
http://www.youtube.com/watch?v=LuHlDWcmgfk

sábado, 24 de julio de 2010

micro-magia

Anoche
te invoqué
y hoy hablaste.

(ya me había ido...¿eso es el destiempo? )

viernes, 23 de julio de 2010

El sillón anaranjado

Estoy sentada en la sala oyendo esa cancíon que no dejaba de oír contigo y sin ti.
Esa que tu y yo sabemos.
Esa que dice "...y no sé de qué modo dejar de adorarte sin duelo, entre nunca y quien sabe..."

Ventana abierta, lluvia que oigo detrás de la canción porque las llantas de los coches suenan diferente.
En una sala que no existía entonces.

Me recuerda al principio de Brígida.
Al olor de mi casa, que no era tu olor, pero que olía a ti.
No sé porqué.
Me recuerda a mis primeros amaneceres aquí, contigo y sin ti.
En silencio, pero con tus palabras cercanas y lejanas.
Tan lejanas, que ya se me olvidaron.

Tenía miedo escondido y latente a oír esa canción con esa voz rasposa porque tal vez me haría un huequito en el corazón, de esos medio dolorosos, medio impertinentes...
Y no encontré ese hueco, ni ese dolor. 
Solo encontré un poquito de nostalgia con sabor a un beso, a uno solo, el que escogí para recordarte y que nunca sabrás cual fué.
Parece que cerró ese hueco en forma de grieta en medio de una avenida cualquiera, en un instante en el que no me dí cuenta, porque precisamente se trataba de que pasara desapercibido, sin pena ni gloria.
Sin hacer mas escándalo del que siempre hice contigo. Ese escándalo que siempre gritaba en la mente, que nunca dije, nunca te susurré siquiera...

Ahora, me recuerda a mi.
No a ti.
Tal vez de eso se trataba todo.

(¿Cómo estarás?
¿Sentirás que sigues acercándote sin saberlo?
¿Creerás en la magia todavía o ya la olvidaste?)

jueves, 22 de julio de 2010

Pienso (o re-pienso)

Entre alquimias inventadas, e.e. cummings que re-leo (entre) pausa y pausa (entre) mis dos libros en turno (Solar de Ian McEwan e Infiel de Joyce Carol Oates), lluvias constantes que caen lentamente, nubes acongojadas de tantas lágrimas que traen dentro, un vaso de cerveza que quiero tomar pero estoy por decidirme por un oporto y al final tomo ese mismo vaso pero con agua helada del refri, pienso en mi Buffalo Bill, ese que regalé hace unos meses que está (o estaba) en el buró derecho de esa cama al lado de esa gran ventana al universo,  y veo el mío nuevo, sin marcas, sin señas, sin tickets, sin post-its, sin recibos de cafés al lado de i like your body, o de may i feel, o de milly, molly, maggy and may...
Y pienso en ese libro y en el que tengo ahora en mis manos: tan nuevo, sedoso, blanco. Parece sin estrenar, parece hasta más chico que el que tenía en mi buró, a mi lado derecho de la cama, donde duermo a la derecha, o en el centro  o al lado izquierdo, dependiendo de cómo y por qué quiera dormir así, aquí o allí.
Y re-pienso en ese libro, igual de portada azul cielo, y de todo lo que pienso, solo hay dos cosas que no se van: espero que nunca se vaya a la basura, espero que lo leas alguna vez.
Pero también pienso en su futuro: ojalá llegue algún día a una librería de viejo en la calle de Donceles, donde tanto me gusta ir a ver y tocar e inventar historias con libros que toco, veo, siento e imagino manos que lo sostuvieron, lo leyeron, lo sintieron y se dejaron seducir en algún momento por otras manos, otros ojos, otras almas.
A veces pienso, que me gustaría re-leer, re-tocar, re-sentir, re-mirar ese libro que era mío, que ahora es (era) tuyo, que en un instante en otra vida, simplemente, fué nuestro.

miércoles, 21 de julio de 2010

Abrumador

A medio verano, en medio de tantas nubes, de repente me siento abrumada por nada.
Los días pasan, las horas, en medio de una paz desacostumbrada.
Acompañada de agua, de letras, de voces.
De pensamientos, de palabras y omisiones.
De ganas, de deseos, de imágenes.
En medio de éstos cielos que siguen teniendo mágicos colores, que no me canso de mirar descaradamente y otras a escondidas.
Y mientras, S sigue transformándose.
Las alas están saliendo mientras voy saliendo del capullo.
En pausa aparente, en un silencio lleno de voces.
En una estática llena de deseos.
En un espacio lleno de electricidades.
Todo, en medio de mis cielos y la luna que descansa porque me avisó que en octubre hará cumplir todos esos deseos, mas espectacular que nunca.

sábado, 17 de julio de 2010

En el pasillo

Llegando, me quité las botas.

Me quedé con el vestido puesto pensando en ponerme jeans o pants, los calcetines a rayas me los dejé puestos, y me senté en el pasillo, junto al teléfono que está en el piso.
Me senté y ví lo largo, inmenso y paralelo a mi que se veía mi pasillo de paredes blancas y puertas oscuras. El piso laminado color claro. El tapete de mi abuela, su regalo de bodas...
Estaba sentada en flor de loto sobre el tapete.
Pensaba que la había pasado bien, que había tomado unas tres copas de vino riquísimo. Comí pescado que es lo que mas me gusta, y galletas con chocolate de postre. Mirada dulce, risa franca. Plática amena. Sin preguntas, sin respuestas...Solo tiempo y palabras fluyendo suavemente. Sin electricidades. Con prudencias. Con cuidados. Sin nervios. Tranquilamente, simplemente...

Doblé las rodillas y las abracé hacie mi pecho.
Las ví menos bronceadas que hace unos meses...Con menos pecas.
Veía el infinito al fondo del pasillo, que en realidad no es tan inmenso.
Es un finito perfectamente delineado y delimitado.
Traté de calcular los metros, pero no pude.

Y te cruzaste en mi pensamiento, por primera vez en...¿quince días?
Mientras...tocaba la espiral que tengo colgada al cuello.

martes, 13 de julio de 2010

Lista de palabras favoritas

Hay palabras que suenan a música y se escriben como tatuajes. Se ven como paisajes y se sienten como clavado en el agua. Se miran diferente a otras, saben a chocolate o a vino tinto. Se oyen como declaraciones perversas de amor y se tocan como arena del mar.

Algunas que cumplen con algunas de éstas descripciones, en singulares, plurales, sustantivos, verbos, algunas en pares o dispares, lenguas extrañas y extranjeras y muchos etcéteras:

Espiral, granada, rayo, inasible, sauce, cúmulo, tormenta, horizonte, trastocado, erótico, cacao, selva, arrayán, arpa, libélula, esfera, susurro, albahaca, hechizo, ceremonia, sensual, microscópico, arrobada, fractura, encanto, berenjena, labios, cúspide, serpenteante, deseo, ombligo, escape, penumbra, aurora (boreal), guiño, paliacate, orquidea, surrealista, delirio, delirium tremens, infinito, envolver, me & you, todos y nadas, mar-abierto, cielo-encapotado, clavícula, fin-del-mundo, chambor, tiempo y destiempo, atonement, luna-lunera, granero, tierra-mojada, azafrán, desenamoramiento, namasté, virgin, arrebato, sausage, berrinche, re-loaded, akna, mis-tus-nos, tinta china, cerezo japonés, solsticio, azahar, seaweed, orgásmico-pornográfico-cósmico, barroco, centro-del-universo, mascada...

Acción armada de palabras sueltas:
Suspiro, sueño, insomnio, mirada, toque, energía, tacto, sentir, arrebato, pasión, profundidad, cúspide, suspiro, abrazo, profundidad, mirada, beso, lengua, secreto-al-oído, caricia, saborear, soltar, suspiro, dormir, soñar, abrazar.

lunes, 12 de julio de 2010

Pausa

Habrá que tomar ese descanso obligado.
Ese que debe poner la mente en blanco.
Que haya un re-comienzo.
Comenzar con una hoja en blanco, con una pluma fuente bien cargada de tinta, color azul tal vez. Pluma y tinta Caran d'Ache.

Mientras todo esto pasa, ésto de la pausa necesaria,  voy al centro.
Me gusta, me abstrae, me ausenta de todo.

Comida en lo que fué un claustro.
Caminar las calles donde siento que presencias de varias décadas, siglos siguen caminando allí mismo, junto a mi. Almas muertas que están mas vivas que nunca diciéndome cosas al oído.

Té en Aldaco 4. Té negro irlandés en una tetera oriental. Acostada con piernas arriba en el futón de mi hermano.
En el taller de los artistas: bisabuelo, abuelo, padre y hermano.
Esa es una pausa obligada, una pausa que respira en un lunes de verano.
Un lunes post luna nueva.
Luna nueva de deseos en pausa por el momento.

Un descanso en un día de trabajo.
Una pausa en la vida.
Esas pausas que siempre son necesarias.
Son pausas felices.
Son pausas, momentos, como esos que vienen después de un orgasmo mágico y completo.
Lleno y eléctrico.
Sanador y energético.
Vital y acariciante.
Esas pausas, dan mas vida.

sábado, 10 de julio de 2010

Ruibarbo

El ruibarbo sabe a verano.
Sabe a compota con un poco de jengibre a veces. Otras acompañado con helado de vainilla. Otras sabe a pay. Con yogurt es rico. O un crumble de ruibarbo que a veces era de manzana. Otras veces en vez de ese ruibarbo que parece un apio rojo, había goosberries, que parecen una mezcla entre tomates verdes y uvas.

La verdad es que es delicioso como sea (también como mermelada, tiene mucha pectina).

La receta de hoy fué hervirlo y al final ponerle un poco de azúcar sin refinar.
Con eso basta. Medio kilo con el marchante del mercado de Coyoacán que siempre nos avisa cuando se lo tropieza, a cincuenta pesos antier, que se reduce a un tupper chiquito, suficiente solo para mi (de todos modos creo que no lo compartiría...)
Se reduce a saborear magicamente en pequeñas dosis grandes recuerdos de verano.

Casa de mi abuela. Tazas de té. Lomos de salmón del Atlántico, gordos, rebozantes de omega tres con sabor silvestre. Pollos al horno, verdaderos pollos, nada de bachocos que saben a pollo estático que nunca ha corrido por un corral siquiera...Cordero. Papas, papas que saben a tierra llena de lluvia, de magia, de duendes, de hadas, de Diosas, de mitos. A verdes, a mar. Saben a hambruna también. Saben a manos blancas que tienen caras llenas de pecas de quien las siembra y cosecha.

A todo esto sabe el ruibarbo.
También a veleros en los que nos gustaba invariablemente capsize, a fumar a escondidas benson & hedges extra largos robados a mi abuela.
Mi abuela Natalia, la primera Natalia de cuatro.
Saben a borracheras prohibidas donde acabábamos hablando español y mis primos irlandés.
Saben a que en cualquier idioma igual nos reíamos, igual nos entendíamos, y  todavía más nos divertíamos.

Saben a todos esos recuerdos encerrados en las fotos que hoy me mandó mi primo favorito Gerald, derruyendo la casa en 20 Glenageary Tce., queriendo compartir conmigo esa emoción que a mi no se me convierte en tristeza por un solo segundo de lo que fué casa de mi abuela y ahora es suya...
Una casa que cuando vendieron, se quedó en manos de alguien de mi sangre.

Pero el ruibarbo...
También es una pócima venenosa...
Puede intoxicar.
Todos esos recuerdos se pueden de repente quedar atrapados en forma de nauseas violentas, desmayos y hasta en paros respiratorios...
Todo eso científicamente hablando por el exceso de ácido oxálico que tiene el ruibarbo que solo se debe comer en los meses de verano que es cuando menos ácido tiene.

Hasta para esto de hacer brujerías en la cocina hay que tener cuidado y que no se nos pase la mano...
No vaya a ser que ese beso de verano que nunca le dí a Stephen Parker, durante muchos veranos, se me vaya a querer salir por la garganta y me ahogue con un bocado de ruibarbo con helado de vainilla (hecho por mi, con vainas y semillitas de Papantla, y leche buena...y hasta con huevos orgánicos)...

(¿por qué nunca nos besamos Stephen y yo si todos esos veranos nos vimos con cara de beso atorado en los labios?)

El pañuelo

Puedo apostar...
No sé que apostaría.
El anillo que uso todos los días.
El Claddagh.

El mundo es un pañuelo.
De lino o desechable, eso no importa.
El mundo es un pañuelo.
Pero de todos, quien menos lo creería sería él.
Eso apostaría.

No creería lo cerca que está de mi.
No creería que la magia la hago YO ahora.
No creería que los lugares que deja, los ocupo yo o alguien sumamente cercano a mi.
Ni la remota idea tiene él.

No creería que hoy después de que me preguntaran... 
¿quieres saber la verdad?
dije que si, y supe toda su verdad.
La que probablemente ni él conoce.
La supe, y lo mas soprendente del asunto, es que no me sorprendí al saberla.
La sabía perfectamente, pero no la había puesto en palabras.
La supe siempre como la lluvia que cayó toda la tarde.
Como la musica del bajo, del teclado y la guitarra que escuché junto con la voz de esa mujer que parece bajada del cielo hace unas horas.
La supe y ya la sabía.
Y la supe, y con eso terminé mi día nueve.
Tan orgullosa de mí al saberla.
Tan orgullosa de saber que no caí en sus garras, en sus embrujos porque desde el día que lo conocí al mismo tiempo que me enamoraba luchaba por zafarme.
Haciendo magia oculta e inconsciente

Tan victoriosamente librada salí que nunca lo sabrá, y no será necesario.
Nunca fué una competencia, aunque él perdió.

El pañuelo está en mi cajón.
Si, es de lino, está bordado.
Era de mi abuelo.
Tiene un trebol irlandés.
No tres espirales (esas se las hubiera bordado yo...)
Pero es mío, y en un momento estuve dispuesta a regalarlo a él, como miles de cosas que le hubiera dado, generosamente, sin miramientos, sin cuestionamientos.

Pero lo mas importante es que ese pañuelo se queda doblado, ligeramente almidonado, con agua de verbena en mi cajón, y no en el suyo...

Qué triste debe ser bajar de rango, pasar a ser simplemente "él"...ni siquiera con mayúscula....
Con restos de lástima.
Con pena.
Con nada.
Sin nombre, ya sin letra...
Simplemente un pronombre como cualquiera...
Alguien que ya no puede llegar al rango de una letra...
Tanto que lo admiré.
Tanto que lo defendí ante mi y ante los demás.
Tanto que lo presumí.

Y además de que "el mundo es un pañuelo", hay que agregar otra ley de vida:
"que la vida misma dá muchas vueltas...", y esas vueltas son en espiral, y en cualquier momento lo traerán de nuevo por estas tierras, por estos sures. Por éstas coordenadas...

A ti, si a tí...
Que fuiste tanto, tan redondo, tan completo, y ahora...
Ahora, tristemente...no eres mas que una imágen colgada en mi pared en forma de foto del Soho, como recuerdo, como mantra que se repite defendiendo un motto: "Jamás debo permitir que mi vulnerabilidad caiga rendida ante nada ni nadie."

(me hubiera encantado que hubieras sido aunque fuera una décima parte de todo lo que inventé de ti...)

viernes, 9 de julio de 2010

El ciclo que se cierra en 9

Estoy desayunando: té, pan tostado con mermelada y yogurt de guayaba mientras leo una revista que genera adicción. Veo el reloj y da treinta minutos antes de las nueve.
Veo el calendario y no he volteado la hoja al mes de julio.
Veo el día: dia nueve.
El nueve es el número de la espiral. El nueve es mi número. Nací un día nueve, en un año con nueve.
Leí hace unos años, que bién podrían haber sido nueve, un poema en libro: Nueve veces el asombro.
Ahí fué donde leí confirmando lo que ya sabía: las maravillas del nueve.
Lo seductor que es un nueve.
Lo poco convencional.
Lo perfecto.
Lo acerca al diez.
Al cero en un teléfono.

Y hoy un día nueve solo puedo pensar, que ella termina en paz,-porque así lo quiso-, su ciclo contigo. Aliviada y reconfortada.

Yo, no lo quise, pero así tuvo que ser, pero en un día nueve, como hoy, poco antes de las nueve de la mañana, de algo estoy segura: no te voy a olvidar, pero esa angustia chiquita, la busco, la busco...y no la busco...

Brígida, la del nueve, está casi cantando victoria, con lágrimas emocionadas, y una sonrisa risa perfectas, como las de la Sirena, su grandísima amiga: de esas que vienen desde el alma, que está perfectamente localizada entre mis auroras boreales...En el centro de éste cuerpo que algún Dios (¿o Diosa?) me prestó para vivir en esta tierra, en este presente, hasta el día que me muera...Probablemente ¿en un día nueve?

jueves, 8 de julio de 2010

Las fresas son pornográficas

Postre: fresas con helado de chocolate belga...

Ella1: Entre rostros ocultos y besos humedos los vasos cachondos se dejan observar, y se me fué la flama...

Ella2: Ya me hacías falta aqui dentro. Pero sacaste el copper con tu mensaje hace rato...

Yo: Y yo, escucho la lluvia, mientras escucho también Ay! Carmela, repitiéndola con el control remoto para oir mi canción que no es de nadie más...y pienso en teorias económicas: Keynes, Kant, y futuros Premios Nóbel...Pero también mientras Bono canta "you've got to get yourself together...don't say that later will be better..."

(Ella1, te voy a suplicar que no ensucies mi mantel nuevo de lino, color vino)

Yo: Y ya dejamos las finanzas por las economías.

Yo a Ella2: Y deja ya los cantos gregorianos del de la voz seductora, por el de ¿qué pasaría si...?

P.D. Eso es autoestima y seguridad high tech...¡¡¡ay chingaos!!!!...y en eso me dió un beso "bien pornográfico..."
P.D. Nuestro jardín solemne...Alberto Ruy Sánchez estaría orgulloso de nosotras, las de su club del deseo y el azafrán....
P.D. Y le tira poemas, además de todo lo demás...¿cómo? ¡¡es irreal!!

Nuestra próxima misión es encontrar a un hombre que.....(no se puede decir eso en Brígida)

El mueble nuevo

Poco a poco y en partes que van como en cámara lenta voy armando mi casa.
Hoy llegó el trinchador, que había comprado hace tiempo.
Debe tener unos ochenta años. Tiene tres llaves que abren cajones, puertecitas de vidrio y otras de madera.
Estará lleno mañana de cosas mías que siguen en cajas.
Tal vez podría empezar a llenarlo ahorita con tazas de té que compré en la lagunilla, o cristal de Waterford, pero no lo haré hasta mañana (hoy ya es mañana, solo que quiero que se quede así como está unas horas mas...)

El mueble tiene olor a casa vieja. A otras vidas, a recuerdos de comidas en otros tiempos y en otras casas...
Tiene historias que no conozco, pero que puedo inventar e imaginar. Tal vez hasta sentir un día en trance con algunas copas de cabernet o merlot o malbec o chardonnay.
Personas que existieron que no sé dónde estén ahora.

Y ahora es mio, y tendrá olores de presentes y futuros. A mis tazas, a mi colección de teteras. A mis cosas, a mi gente, a mi vida, compartida en pedacitos que se disfruten a sorbos en diminutas tazas de té alemanas, chinas, japonesas, inglesas...

(quiero que sea mañana que vienen mis amigas a estrenarlo conmigo, y de ahí en adelante las partes de vida que formen parte de mi vida)

miércoles, 7 de julio de 2010

Días en blanco

Aunque son de color gris-azul-acero-negro-intenso, parecen en blanco porque ni un haiku a venido a mi mente...
¿será que me obligué de una vez por todas a sacarte de mi mente y entonces se quedó en blanco, blanco puro, intenso, abrumador, deslumbrante?

Y entonces para no pensar o sentir o imaginar siquiera que fuiste mi muso, me obligo a sentarme a escribir lo primero que se me ocurra, para comprobar que la musa
soy yo misma...

lunes, 5 de julio de 2010

A veces

A veces escribo porque me gana el tedio.
Otras cuando amanece, en quince minutos ya tengo en la pantalla todo lo que la mente me dicta aceleradamente y escribo con estos dedos que no tomaron clases de "taqui-mecanografía" en secundaria...tuve a bien elegir "decoración del hogar" por tres años pensando que lo mío eran las manualidades.
Otras estoy en la oficina haciendo números o llamadas, o facturas o checando saldos y paralelo a los números en una parte al fondo de mi cerebro estoy creando una historia.

Hoy por ejemplo, en la madrugada fué un insomnio que tuve que escribir.

Y ahora por la tarde ésto es lo que ha pasado:

Salgo de trabajar sin muchas ganas de seguir la tarde y empieza a caer una tormenta que me atrapa en el superama...si soy mortal, soy ama de casa, soy una mujer cualquiera que tiene que cumplir labores terrenales y domésticas.
Me dedico a recorrer los pasillos con mi canasta roja de plástico, de esas que tienen sensor por si se me ocurre robármela, y lentamente voy pasando pasillo a pasillo observando detenidamente cosas que necesito y otras no tanto...
Lo que no quiero, la verdad, es llegar a casa para toparme con el silencio que dejan mis hijos estos lunes cada dos semanas que se mudan a su otra casa...

Pero finalmente tengo que llegar a preparar una tardía comida para uno, a guardar las cosas en sus respectivos lugares, y a enfrentar ese silencio que a veces es abrumador y que me hace pensar que pese a que desperté con ellos, y los vi hace menos de un día entero, los extraño montones con todos sus pleitos y su tiradero magistral.

Y siento la primera vez que pisé éste lugar y el porqué decidí tomarlo sin ver otra opción: por el olor...

De entrada me envolvió, me pegó de lleno en todos los sentidos aunque solo entró por el olfato, y era el olor a casa de mi abuela irlandesa.
No puedo decir con exactitud qué olor es: si es madera, si es yeso con sol, si es olor a ventana con madera vieja o si es simple imaginación, -aunque me encargué de que mi mamá y mi hermana olieran de lleno igual que yo, para saber que no estaba tan loca como de costumbre y que si olía a 20 Gleageary Terrace-.
Ahora pasa, que simplemente me he acostumbrado al olor.

Pero hay un olor muy especial, el olor de mi recámara, a madera.
Entro recién abierta la puerta, y aunque esté abierta la ventana, la madera sigue oliendo.
Y ese olor me recuerda a ésta nueva vida con todo lo que he vivido, que a veces parece más que mis cuarenta años cumplidos hace unos meses...
Es un olor a libertad. A felicidad. A tristeza también. A lágrimas y a pensamientos.
Es un olor que a veces escucho en forma de música que escuchaba una y otra vez recién mudadada.
Olor a decepción pero también a experimentación. Olor a soledad, a acompañamiento acompasado.
A mis cosas, a territorio de mujer, de ser humano que lucha por su individualidad a costa de caidas y levantadas.
A veces me huele a esperanza, a veces a enamoramiento, a veces a ausencia. A veces a princesa y otras a reina.
A veces, solamente a mi.

Y paso al de los niños, que huele a aventura, a deportes, a facebooks, a libros que les gusta leer como a mi. A hombres por ser, a niños que se están quedando atrás.

Y me siento, como a veces hago cuando no están, sobre una colcha de cuadritos, a ver por la ventana por unos segundos los restos de lluvia que quedan adheridos a ella.
A veces como perfectas gotas siliconadas, otras como gotas ligeras que siguen resbalando con el aire y deslizandose en diagonal un poco.

Y respiro el aire frío, y toco con una mano la colcha del que duerme abajo, y con la otra mano acaricio el suave pelo de Merlina...
Y suspiro y salgo a decidir qué hacer de comer para mi.
Por lo pronto, el postre ya lo sé: helado de chocolate belga.
A veces, me merezco ese pecado...
Solo a veces...
(especialmente cuando alguien me dice: "es una bendición haberme cruzado en tu camino")

Palabras, insomnio y sueños

Palabras dichas, existentes y reales.
Palabras fuertes, tan fuertes que corresponden a verdades que nunca pensé atreverme a decir.
Palabras mías que retumban en mis oídos.
Palabras que se (e-na-mo-ra-ron...) en silencio mudo (y no se lo digas a nadie...sshhhh)
(Porque fueron palabras que no tienen culpa de nada, que un día abriendo el refrigerador, o bajando del coche, o entrando al banco, o viendo la luna, simplemente se dieron cuenta de que se habían enamorado y no había nada ya que hacer, ni goma que las borrara, ni liquid paper que las ocultara, ni delete que las esfumara)
Palabras que no me dejan dormir y se traducen en insomnios inquietos por primera vez en mucho tiempo. Me rondan el no-sueño disfrazadas de vueltas en la cama, de almohadas incómodas, de ruidos silenciosos. De tu presencia que está inquieta aquí igual que yo porque dije sin ningún arrepentimiento todo lo que debí haber dicho hace tiempo.
Palabras en forma de daga clavada en algún lugar del cuerpo y del alma. Nunca de puñalada trapera.
Palabras que alguna vez se tatuaron en mis caderas como pinturas rupestres, como recuerdos tuyos de que ahí estuviste.
Palabras-lamentos por algo que no hay, hubo ni habrá.
Palabras perdidas. Palabras encontradas.
Palabras-verdades atemporales ahora.
Palabras que esperan al tiempo
¿cuánto tiempo? El necesario para que se aplaquen y olviden.
Olviden ese, esos momentos.
Que se apaguen solas. Como un incienso con olor a sándalo que se va consumiendo y dejando sus restos sobre una mesa.
Esperando que las lleve el viento como si hubieran sido habladas como debieron haber sido dichas y nunca escritas como fueron.
Palabras que siguen soñando, palabras que se siguen escribiendo en el aire a las cuatro y a las cinco de la mañana.
Palabras que necesitan encontrar algún nombre completo y no quedarse en una utópica, perfecta y lineal inicial.
Palabras que gritan que quieren paz, de ti y de mi. De nosotros más inclinado en esa balanza que nunca fué equilibrada, hacia mi.
Palabras mas preocupadas por mi que por ti.
Palabras que pronto encontrarán su renglón en ese cuaderno rayado que no existe aún.

Palabras, palabras, palabras.
Bla, bla, bla.
Words, mot, palavradas, parolas
Palabras en espiral, por siempre y para siempre.

domingo, 4 de julio de 2010

Expiado estás

El tiempo me embriaga,
me aturde,
a veces me consuela
me inspira y
hace olvidar cualquier intento de derrota.

El tiempo y sus estrellas
sus amaneceres constantes
-casi todos al mismo tiempo-, aquí
(donde siempre estoy)

El destiempo,
ese no existe
(es solo una excusa que de repente
aparece para ponerle nombre
a otras cosas)

sábado, 3 de julio de 2010

Clara y su toronjo

A Clara la conocí apenas ayer, aunque forma indirecta ya había entrado en mi vida.
Y ayer la conocí por la historia de la toronja.

Clara pertenece a este tipo de mujeres del que nosotras, las otras mujeres, vémos y nos quedamos viendo, y analizando, y pensando, y creyendo y confirmando que somos magas, maravillosas  y mágicas.

Y me platicó la historia de su toronjo y de sus supersticiones.
Yo no le dije que también soy supersticiosa.
Me dejo de poner cierta ropa en ciertos días porque me recuerda a algo, o me pongo un perfume en vez de otro, o dejo de pasar por un lugar, o no dejo de pedir deseos a la luna nueva, o cierrro los ojos fuertísimo para hacer magia a larga distancia y pensar que todo encontrará un equilibrio como el de las toronjas.

Estaba ella con otras mujeres (tal vez había hombres...pero vamos a pensar por ésta única vez, que no los había...).  Una de ellas, comía una toronja en medio del jardín, y se quedó con un huesito.
Minúsculos son muchas veces los huesitos de las toronjas, otras son grandes y parecen huecos y ultraligeros...Otras veces, me ha tocado, ya están germinando dentro de la misma fruta rosada y esponjada...

Y ésta mujer, tomó el hueso entre sus dedos y en medio de un rito, que en ese momento, lo último que parecía era un mágico rito, decidió sembrarlo en el fondo del jardín. Ellas, las otras tampoco sabían que era un rito, pero en el fondo, aunque no se dieran cuenta de ello, sus corazones y su sangre, sus células y sus neuronas se pusieron a latir a pensar y a sentir por unos minutos al mismo ritmo. Un ritmo con un compás diferente al del resto del Universo.
Ellas no lo supieron, pero así fué.

El árbol creció y creció...
Y como un ciclo inexistente, del que ninguna se percató nuevamente, sus cuerpos y almas, ahora junto con el toronjo, volvieron al rito que había pasado diez años antes.
Seguramente una estaba comiendo. La otra hablando por teléfono. Otra estudiando una prueba de sangre de alguien que tal vez temía estar enfermo y estaba mas sano que nunca. Otra escribiendo un resultado de prueba de embarazo positiva. Otra sacando alguna radiografía. Clara probablemente con esos ojos azules tan vivos e inteligentes pensando como seguir creciendo, como dar el siguiente paso, siempre seguro, siempre hacia adelante...
El toronjo en medio de todas ellas sin saberlo, y todas ellas con sus magias, con sus inteligencias, decidieron que ese año empezaría a dar frutos. Tantos frutos que parece que se va a caer el árbol desarmado en pedazos en ese jardín rodeado de flores...

En tres semanas.
Ese árbol estará fuera de su vista. Tendrá que ser trasplantado y mudado a algún lugar no visible para ellas todos los días.
Tal vez ese árbol ya cumplió su ciclo con ellas. Tal vez tiene, a sus diecisiete años, que empezar otro ciclo con otras mujeres (¿o con hombres ahora?)

A mi, ahora, me toca inmortalizar eternamente ese árbol para Clara.
Mis manos no son mágicas como las de mi papá...Pero él me ha educado la vista y un poco el gusto para apoyarlo con ideas y con mis ojos para que paralelamente decidamos si es así como se debe inmortalizar una toronja con sus hojas en un material eterno.
Que siempre esté a la vista de ellas.
Y que todo sea a partir de una toronja de ese mágico árbol.
Le dije a Clara que nunca se me olvidaban los nombres, sé que el de ella nunca se me olvidará. Su nombre ruso-polaco y sus toronjas se hicieron parte de mi vida ayer, y de esas partes de vida que llegan en el momento preciso para darte la fuerza necesaria para dar el paso necesario y hacia adelante, en un camino lleno de espirales eternas.

viernes, 2 de julio de 2010

Palabras encontradas 2


A veces, como anoche, me quedo en la cama con la luz prendida, viendo a la nada, sin hacer nada por unos minutos, acostada de lado con los ojos abiertos como platos y solo puedo pensar...
¿por qué escribo, para quien? ¿para qué me quedo viendo lunas, amaneceres y cielos puros y también encapotados?
Quisiera cerrar los ojos y no ver mas que el pavimento o las placas del coche de enfrente, dejar de perderme en cosas que quisiera compartir a gritos, y dejar de escribir.
No escribir para mi, ti, ellas que son todas las mujeres que admiro, para nadie.
Escribo para nadie.
Palabras sin sentido, palabras que simplemente se pierden en la nada del Universo, del tiempo, del maldito tiempo, en la eternidad de la nada y del todo, que es lo mismo.

"Ella contemplaría después las marcas que su amante le había dejado en el cuerpo, jeroglíficos sagrados que solo ella podría interpretar"
Joyce Carol Oates, del libro Infiel, pag. 97
(libro en turno activo en mi buró)