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lunes, 3 de octubre de 2011

Plomizo

"El lunes, -me lo dijiste y no te lo creí-, amaneció plomizo".

El plomizo se me fué a los pies, sentía que los arrastraba al caminar, y que el cielo y sus plomos en forma de nube eterna me pesaban sobre los hombros.

Me sentí ausente de ideas, vacía de tangibles, apoderada de deseos sin nombre.

Me sentí hueca, y me asusté como cuando soñé esa pesadilla con gatos, cadenas y ladrones, esa que soñé el sábado durmiendo con la cascada detrás de mi cabeza, la que me conforta y que ahora me inquieta.

Decidí sentarme bajo la palmera, a estudiar lo plomizo, -tan plomizo-, del cielo, a cerrar los ojos y dejar pasar algunos segundos que no conté.

Y empecé a sentir un débil rayo de luz traspasando mis párpados, derritiendo el plomo sobre mis hombros, aliviandome de pesadillas y formando tangibles en mi ser.
Y te sonreí, después de sonreirme.

Autofoto en tu reflejo, plomizo sobre supuesta gelatina

1 comentario:

TORO SALVAJE dijo...

:)

Bien por esa luz redentora.

Besos.