Después crucé sin querer ese camino que tenía sus huellas frescas.
La música de la tarde me regresó a una noche sin olvidar, y mientras nada mis mares me decido a esfumarle del día que invadió por invitación mía.
Y resulta que la luna de hoy, que empieza a caerse de tan llena que estuvo ayer, me trae mareas de recuerdos de algo que ya no conozco, de alguien que ya no existe.
De mi.
Prendo el Palo Santo en la tarde murmurando algo que ni yo puedo escucharme para expiar algo que hoy intenta oprimirme el corazón...
Le pongo cara y nombre a eso, y se llama "una gran duda acerca de un porvenir cualquiera".
De mi porvenir.
Y mientras, ese de los ojos verdes me dice:
-Espero que pronto dejes de preocuparte por los demás y comiences a preocuparte por ti misma, si no, nunca te vas a curar-....
Y decido por segunda vez en el día algo...
Nadar en el mar antes de que termine este año que tiene un once como el día de hoy...
-...Acompáñame Cielo, y entra conmigo a la séptima ola, y no regresemos jamás...-
En medio de esta foto. Tlaxcala. |
2 comentarios:
Cuantos de los que fuimos ya han desparecido verdad?
Besos.
Que seria de nosotros?, siendo siempre los mismos.
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