Dicen: "se cerró un capítulo en mi vida"...
Y siempre imagino que se está cerrando un libro de pastas de piel, grueso, color verde bandera, con un listón cosido como separador. El listón es rojo, satinado, y alguien, -no yo-, está dando vuelta a la última página, y esa última página, dice "Fin", con letra ligada, como la que me enseñaron a escribir las monjas cuando tenía seis años...
Y siempre es alguien más, -un hombre y una mujer que se miran lentamente y sonriendo-, quienes cierran el libro en esas escenas imaginarias que ya no sé si son sueños o algo que acabo de inventar justo ahora, porque hasta hoy, no estaba plenamente consciente de lo que era cerrar un capítulo en mi vida, tal vez era el libro de sus vidas, o ellos manejaban mis capítulos a su antojo, no lo sé...
Y no se bien a bien cómo se dividen los capítulos.
Podría no contar mi infancia y adolescencia...esas creo que sirvieron para abrir capítulos...
Y ahora parece que tengo hojas y hojas y no sé cómo acomodarlas: por eventos circunstanciales, por hechos consumados, por cancelaciones de contratos, por choques automovilísticos, por novios, por esposo, por pretendientes, por amores platónicos, por amistades truncadas, por cafés tomados durante una tarde, por pláticas en una calle empedrada con lágrimas en los ojos, por idas a bailar con amigas un jueves por la noche...
...Por hijos paridos, por mascotas enterradas o perdidas o regaladas, por paraisos encontrados, por infiernos apagados, por atardeceres que quitan el habla, por lunas eclipsadas, por terremotos vividos, por los nietos que aún no tengo...
...Por lustros, por semanas, por estaciones...
...Por historias escuchadas, por las contadas, por las escritas, por las inventadas, por chismes una tarde de lunes cada quince días, por botes de helado de chocolate consumidos de diversas formas, por envolturas de chocolate tiradas al bote de los inorgánicos, por galletas horneadas, por currys fragantes, por licuados de plátano a las seis de la mañana...
...Por cada cumpleaños, por cortes de pelo, por cambios de color de pelo, por cada vez que me corto las uñas, por pasteles quemados, por adivinaciones en el Tarot, por papeles de china quemados con deseos, por deseos jamás cumplidos, por libros leídos, por enojos, por carcajadas, por tristezas, por cansancios, por sustos, por veces que he cambiado las sábanas de mi cama, por cada fin de mes que me llega el estado de cuenta de la tarjeta de crédito...
No lo sé...
Solo sé que hoy, lunes por la noche, siento que estoy cerando un capítulo.
No sé cómo se llama ni quienes fueron los protagonistas, ni cuánto duró.
Solo siento, -siento-, que se está cerrando, y que es uno importante.
Justo antes de que empiece el equinoccio de invierno, con todas sus nieves, navidades, fríos, bufandas, gorros e intentos de sobrevivir una aparentemente simple gripe mientras me dispongo a tomar un té...
Eso es.
Tal vez los capítulos se miden por las tazas de té negro Barrys o Lyons que he bebido a lo largo de mi vida.
Provisiones de té en mi congelador |
2 comentarios:
Todos vibramos en distintas frecuencias, a cada uno le finalizan los capítulos de una forma diferente. Me gusta la conclusión a la que llegaste y dónde y cómo buscaste la respuesta.
Se puede conocer tanto a una persona por lo que decide quedarse como por donde decide buscarlo.
Un fuerte abrazo
Toni
El inconsciente al escribir... qué maravilla! No es un error de dedo, definitivamente estás "cerando" un capítulo, con esa cera para sellar, esa cera que puede enclaustrar los recuerdos hasta que desees liberarlos.
Por lo pronto, me quedo con el recuerdo de tu mirada fallida, con cera líquida, roja y caliente, engominando tus dedos...
Y siguen los haikús incontrolables!
Publicar un comentario