Mis favoritos

domingo, 1 de abril de 2012

Por siempre

Ayer ni tu ni yo nos dimos cuenta, pero te dí un beso y sin querer te robé un pedacito de alma.

Eso lo supe a media mañana o a media tarde, -la noción del tiempo hoy domingo tiene una hora de menos entonces decidí no enterarme de las horas solo por hoy-,  mientras escuchaba esa canción en el ipod.

Me dió un poco de angustia, o de susto. Me pareció atragantarme, y me toqué la cicatriz en la panza porque tal vez te me saldrías por allí.

Me sentí culpable de haberte robado, de no haberte pedido ese pedazo que ahora se había fundido en mis piernas y brazos, en mi cerebro y en mi alma...que mas que nunca eras parte de mi.

Y entonces decidí sentarme en el banco de la cocina y en mi mente, con los ojos abiertos, muy abiertos, viendo hacia la cocina del departamento de enfrente, empecé a proyectar nuestra película, la de nuestra vida.

Vi lo bueno y lo no tan bueno, volví a sentir, me volví a enamorar y a encaprichar fugazmente de ti y a desenamorar y olvidarte para después recordarte y tenerte mas adentro de mi que nunca en nuestras cuarenta y cuatro vidas.
Te acaricié y te abracé en varios amaneceres.
Te escuché detrás de mi en ese jardín con la música que parecía no terminar ese día y te ví a lo lejos en una calle que ya he olvidado cómo se llama y en qué país está.

Y supe que estamos destinados a acompañarnos de la forma que solo tu y yo sabemos existe para nosotros.

Me dí cuenta que tu tenías parte mía y apenas sentía ese faltante aunque en realidad no me faltaba.

Seguí tocando mi cicatriz, sabiendo que ya no dolía.

Sabiendote en mi por un pedazo que ayer te robé.

Sabiéndome en ti porque un día me dijiste que nunca me vas a dejar.

Aunque ya no estés aquí, junto a mi.

Sol de abril por la tarde



No hay comentarios: