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domingo, 22 de julio de 2012

La izquierda de mis noches

La cama está deshecha de domingo.  He tenido pesadillas estos últimos días dignas de Freud, me he removido inquieta, tratando de dar la vuelta con cuidado cuando le toca al lado izquierdo.

Merlina se pone entre mis pantorrillas cuando escucha que apago la lámpara. Y empieza la noche, con la lluvia lenta, con las voces que se mezclan bailando en el cubo del edificio, con las respiraciones acompasadas de ellos a unos pasos de mi, y con el fru fru que hacen mis sábanas a cada vuelta...

Y es que cuando la doy al lado izquierdo, lo hago con cuidado. El hombro se disloca un poco, la pequeña bola que salió de repente hace unos años ya es una mediana bola que me duele en el crawl y en el ardha kurmasana, la cicatriz de la cirugía a veces me duele con la humedad de la lluvia -inexplicablemente se enfría y pinta de morado-, la cadera hace un pequeño click a veces nosedesdecuando, y ahora, a la mandíbula le doy la vuelta con mas cuidado para que no se inflame más, -pinche dentista y sus jaloneos el viernes que me sacaron lágrimas anestesiadas que cosió con cuatro puntadas adoloridas-...

Apenas hace unos días contabilicé estos pequeños puntos y caí en cuenta que todos estaban alineados sobre mi lado izquierdo, esa debe ser la razón por la que cada mañana también me admiro con mas de mis increibles canas en ese lado también.   Cada vez, las últimas quince veces que he ido al súper, me detengo en el pasillo de los tintes al menos tres minutos para estudiar las diferentes marcas y cantidades de amoniacos mientras leo: capuchino medio, caoba estallante, rubio cenizo obscuro, cacao...indecisa siempre dejo las cajas en su lugar, mientras debato entre un ligero tinte, esclavizarme de por vida, o no hacer nada por ellas ni por mi...hasta que decidí la última vez con un L'oreal en la mano derecha y un Garnier en la izquierda que no me pintaría jamás las canas, giñándoles el ojo izquierdo a las sonrientes modelos que me miraban igual de acartonadas que sus empaques.

Pero ayer resultó que le rompieron el corazón por primera vez. Ella le dijo que no-podía-quererlo-como-él-a-ella, y cuando me lo contaba, me empecé a remover inquieta sin siquiera respirar, solo supe que a mi me dolió mas de lo que imaginé jamás...

-y entonces aproveché para enojarme contigo, para llorar por él, por mi, para gritarle hijodeputa al destino mientras le agradecía furiosa al mismo tiempo, para recordar, para olvidar, para sentir, para revivir y reanimarme después de cinco minutos y ordenarme no perder la cordura y continuar con el día y con mi vida-

No entiendo cómo no viene en el "instructivo para ser madre" perfectamente especificado y explicado en varios subtemas y variables el cómo superar la primera vez que le rompen el corazón a un hijo...

Hoy tendré que cuidar el corazón cuando me mueva sobre el lado izquierdo las veces necesarias durante la noche, -ni que se ablande demasiado, ni que se endurezca demasiado-.
 

Hijo




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