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martes, 24 de agosto de 2010

Como una resaca

Los últimos días...
He perdido la cuenta de cuántos.
Eso es lo único que tengo claro. Más no sé.

Sé que conozco una paz que me sorprende.
Que a veces se asemeja a una resaca.
A una resaca en el Pacífico.

Parece como si estuviera sentada en la playa, en Pie de la Cuesta, y el mar comenzara a alejarse...
No sé porque lo imagino así.
Porqué lo siento así.
Solo sé que me gusta.

Solo sé que es tan embriagadoramente feliz que lloro con y sin lágrimas.

Porque me doy cuenta que cuando mas débil me sentía, fué precisamente cuando más fuerte fuí.
Cuando perdí el camino, estaba caminando en él.
Cuando sentí que me caía, estaba caminando mas erguida que nunca.
Cuando parecía que el Druida se me clavaba en las entrañas, ya lo había sacado sin haberme dado cuenta.

Y hoy, cuando el Haijin me dijo una frase de la Princesa..."eso te hará mas feliz..."
Esas simples palabras se me atoraron cómodamente entre las auroras boreales.
Me las apropié, así como otras que también dijo: "La historia nos escribe a nosotros"

Lo único importante en ésta vida, es gastar los segundos siendo feliz.
Hacer que la historia nos escriba a nosotros de ésta forma...

Y cuando dan ganas de llorar por ese motivo, cuentan dobles esos segundos.

Y cuando haces origami con las manos, cuentan triples.

Y cuando una libélula aparece en tu cielo, cuentan cuádruples.

Y cuando se dé ese abrazo, cuando llegue el momento...entonces ese momento convierte los segundos en un ocho en horizontal...

(si, en un infinito...profundo, permanente, eterno, etéreo y con lágrimas de felicidad que viajan en cometa)

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