Muchos meses antes de llegar a mis ocho lustros decidí que quería conocer las auroras boreales (o las australes, da igual...)
Y si no, ir a Marruecos.
Y recuerdo que alguien me dijo..."¿te has puesto a pensar, que tal vez la otra persona, tu pareja, no quiere ir contigo a conocer las auroras boreales?, tal vez quiera ir a otro lugar y no comparte ese gusto o interés contigo".
La verdad es que me pareció inconexo ese razonamiento y me lo sigue pareciendo.
Ayer comí con mi amiga Gitana.
Ella siempre escoge un lugar en el mapa mundi.
Dice "allí quiero ir".
Y le contestan, "muy bien, allí irás"
Pero llegan con boletos para ir a otro lugar, pese a que ella siempre señala con el dedo índice la India.
Yo quiero ir a Marruecos a comer cous-cous y a desmañanarme viendo las auroras boreales en Alaska o Finlandia o al sur, sur de Chile.
Y estoy segura que iré acompañada, contigo, sin planes o rompiendo cualquier plan como siempre lo hacemos sin razón alguna pero con placer mayúsculo.
Y que estaremos felices en ambos lugares, disfrutándolos por igual.
(aunque haya sido mi idea...)
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