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jueves, 17 de febrero de 2011

El cajón

En mi semanario existe un cajón, -el tercero-, que abro solo de vez en cuando...
Y eso es porque me da una especie de noseque que notienenombre.

Es el cajon de Yuni.

Solo se encuentran cosas especiales. Cosas suyas, que no son mías, pero que me dejó en prenda junto con un cepillo de dientes y una pasta de tubo chiquito.

Hoy lo abrí para cambiar de aretes.
Yuni me ha regalado joyas porque un día que me robaron le dije "no tengo joyas, así que el robo fué poco interesante", entonces el decidió que me regalaría.

Hoy me puse los aretes color violeta-púrpura que hacen juego con el dije ovalado que me regaló hace pocas semanas.
Dejé en su lugar los de espirales de plata que siempre traigo puestas junto con el resto de mis espirales.

Lo abrí y vi sus cosas: cuaderno de tapas con calaveras, servilleta donde me escribió un haikú, caja donde venían las últimas cosas que me regaló -no, no quise tirarla-, y el CD que grabó cuando tenía dieciseis años...

Cada vez que abro ese cajón parece que salen vapores invisibles de sensaciones que me regresan por un instante a Yuni.

Y cada vez que lo cierro, siento que está detrás de mi dándome un beso risueño y flaco en medio de la nuca mientras me dice con esa voz tan suya, tan grave, tan ronca, tan pacífica y modulada, tan diferente y única..."Rubita...¿sabes que te quiero?"

1 comentario:

TORO SALVAJE dijo...

Yuni está ahí.
Dentro de ti.

Besos.