Mi aire se llenó de exaltación y después de arrebatos.
Deliré vírgulas por la boca que eran ecos de tus miradas que intentaban atrapar mis dudas.
Un tornado me abrió los botones del vestido y me quiso desvestir sin saber cómo hacerlo. Torpe, se quedó estático a la mitad del camino, queriendo coserme los botones y las risas de vuelta. Entre cínico y arrepentido me miraba con los dedos atorados a la mitad de mis pechos mientras empezaba a doblegarme.
Al momento en que me sentí vencida y decidí enfrentarlo con una letanía de súplicas inconexas y ruegos pulverizados a medio camino, un viento amargo me llenó los ojos de lágrimas y lloré el dolor que me infligí y que quisiste vampirizarme mientras le soplabas a ese viento con un aliento que venía del Cono Sur.
Tres copas se rompieron, por tres espirales.
Tres veces intentamos amarnos.
Tres veces rotas en abrazos.
Tres veces nos dolimos por dolores que no nos hablamos, tres abrazos nos dimos para consolarnos y para querernos mas, así nomás porque sí, porque se nos dá la gana aunque el resto del mundo jamás lo pueda entender...
Tratamos de machihembrar nuestras esencias, nos rendimos a la mitad del camino y volvimos a luchar hasta darnos cuenta que nuestro camino iba dirigiéndonos hacia el precipicio equivocado.
Te necesito como el aire que respiro para que me salgan las letras del alma.
No te mates porque me muero.
No me abandones porque me asfixio.
No me sueltes porque me desvanezco.
No me dejes ir porque me desintegro.
Mientras, te exhalo mi aire, quedito, junto a la oreja, transformado en música para tus ojos, respíralo cuando se te asfixie el pecho y te atrapen las traiciones inútiles y las soledades profundas.
Vuela, sueña y descubre la marea que hace falta que te tatues en el brazo.
Esa que se llama libertad...
Eco del aire que me respiras |
1 comentario:
Toda una tragedia griega.
Espero que acabe mejor.
Besos.
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