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lunes, 20 de febrero de 2012

Cuarzos ahumados

Esa pequeña ansiedad se me contiene detrás de los restos de tu voz, del trazo de tus manos, y se atora en medio del secreto que me aventaste en la oreja, recorriendo timbre, martillo, nervios, hasta llegar a mi taquicardia en forma de eco reventado...

Me quedé inmóvil la primera vez que lo dijiste, traté de no respirar, de deternerme en el tiempo al que trato de aferrarme desde hace unos días...tratando de retenerlo en mi memoria auditiva, en mi conciencia, en mi esencia, en mi piel entera que quiero hacer eterna por unos días.

El tiempo presente, que alargo suavemente, con ritmo, que se me atora en las nubes que hay en los espectaculares cielos, en el sol que empieza a entibiar...lo noto en mi pijama que ya no es de franela, en mi caminando descalza por el piso ya no tan frío de la cocina, y en el templado del resto de mi espacio, en mis sweateres gruesos que están doblados ya arriba del closet esperando al próximo noviembre o diciembre, en los delgados que he usado ahora, en mis mascadas ligeras, esas de todos los días, en el color que quiero tener en la piel en un mes que empiece a asolearme junto con la primavera.

Lo alargo deteniendome en los chinos de la cabeza llena de notas musicales de Ignacio, en el abrazo cada vez mas alto de Esteban que me aprieta preocupado...en sus risas, en sus secretos, en nuestras historias habladas mientras toman uno o dos enormes vasos de leche al ritmo de mis tres tazas de té. Se esparce el tiempo en nuestros pequeños cónclaves, en nuestras meditaciones en medio de sonrisas alrededor de Eddie Vedder y Dave Mattews Band...otras con confidencias más que secretas, o viendo películas en blanco y negro o leyendo sonetos inventados.

En pláticas eternas que tu y yo discutimos en medio de silencios donde nos guardamos prudentemente las ganas de estar, donde queremos que las palabras no se agoten, que nos duren para siempre, mientras las pronunciamos lentamente, sintiéndolas.

Se me va deshojando y pensando mientras siembro en la mente el jardín que se llenará de aromas, en los cuarzos que curan, en la montaña mágica de Tepoztlán,  en la fuerza que me contagias y en el estancamiento que sienten mis dedos para escribir aquí y ahora.

La pequeña ansiedad está contenida en una línea fina y vertical a lo largo de mi abdómen, pero las ráfagas de sangre que corren aceleradas por mi cuerpo la limpian y purifican a cada bombazo que da mi corazón.
-Como si fuera un enorme cuarzo ahumado y mágico, recién cargado de energía, sumergido en arena mineral, junto a una ventana con vista a la luna-.

Cuarzos y Merlina



1 comentario:

TORO SALVAJE dijo...

Es tan personal que no sé que decir.

Besos.