Nunca me había pasado.
El enfriamiento es instantáneo, desde el centro hacia afuera. Parece como si el frío saliera desde el corazón y se va como pequeños trozos de hielo frappe por las arterias, recorriendo milímetro a milímetro cada microespacio del cuerpo.
Lentamente, el corazón da comienzo al enfriamiento súbito que llega hasta la punta del pelo que engancho en una pinza, hasta la peca de la nariz que veo cuando cierro el ojo derecho, hasta la punta de la uña del dedo gordo que tiene un frio encabronante.
Y después viene el acaloramiento.
Viene en forma de yodo intravenoso. Es súbito también.
Mas que acaloramiento es una breve ansiedad física, una iluminación dentro de un tubo que parece cámara del tiempo.
Es un espacio blanco, donde suena el aire acondicionado, donde se siente el frío artificial, donde hay que inspirar fuerte, cerrar los ojos, retener el aire y esperar a que se te fotografíe la vida entera.
Entré vestida de azul, y debajo no tenía mas que mis calcetines.
Era ropa fría, ajena y desechable.
Seleccionaron mis piensos y disecaron mis sientos.
El hombre de la ropa azul y bata blanca me dijo que cuando me diera cuenta, ya habría terminado todo mientras me tocaba el brazo derecho, el envés del codo y la mano, aprisionando suavemente mis dedos y no soltaba viéndome a los ojos, como queriendo decirme algo con los ojos que yo no veía como debía ver.
Me tardé en comprender las heladas y las canículas para revivir.
Lo comprendí cuando escuché de tu voz quebrada por tubos y sesenta mas veintidos puntadas que siyonoeraguerrera.
El cansancio me lo sacudo.
El cansancio se irá cuando salga a la calle y me atrape esta lluvia persistente y resistente.
Se escurrirá.
Por lo pronto, me desvestí, me metí a la regadera, me puse calcetines de rayas, jeans, sweater, bufanda tejida a mano y el impermeable que era de mi mamá a mi edad, totalmente vintage para salir a conquistar el viernes que antecede al fin de semana tepozteco donde comenzaré a arreglar el jardín con orquideas susurrantes.
Lluvia fría y chilanga. Súbita y loca. |
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