Para Gis
Sucedió un viernes.
Estábamos comiendo. Platicando. Riendo. As usual...
El plan estaba mentalmente hecho, y salimos a materializarlo.
Llevaba la computadora lista. Ibamos nerviosas.
Gis manejaba. Nos estacionamos a una cuadra.
Bajamos y creo que a las dos nos costó dar el primer paso para entrar.
Parecía que no pertenecíamos allí.
Puse sobre el mostrador la computadora, la abrí.
Le enseñé la pantalla.
Lo veía, me veía.
Ojos tristísimos. "Por eso le dicen El Triste", pensé
Nos sabíamos de dos mundos distintos y no lo decíamos en palabras, pero nuestros ojos lo hablaban todo.
Me dijo que solo podía ser definitivo.
"Pero yo no lo quiero así", le contesté.
Necesité unos minutos para decidirme.
Una hora después, salí con un tatuaje permanente cerca de la ingle derecha.
Con tres espirales brigidianas.
Gis cargando la computadora y las bolsas sobre sus inmensos tacones. Yo, tomando una CocaCola bien fría que me regaló un hombre guapísimo que me vió casi desmayar.
Y eso, fué hace solo un año, cumplidito hace dos días.
Hace un año, con tantas cosas, con tantos cambios, con tantas vivencias.
Ese fué mi bautizo como mujer libre.
Ese día, esas tres espirales, bebiendo esa CocaCola al lado de Gis, y ella a mi lado.
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