Un dia la Viuda Negra (que ni es viuda, ni es negra), me dijo porque era Viuda.
Me lo explicó y me reí mucho. Ella solo se decía "viuda", yo le agregué el "negra"...
La verdad es que me lo explicó pero no lo entendí.
Esta semana lo sentí sin necesidad de explicación alguna.
Entendí que hay lazos que deben cortarse: dulcemente o drásticamente. Con enojo o sin piedad. Con tristeza o con amargura. Con indiferencia y sin sentimientos.
Pues si me enojé en un principio. Si sentí todos esos sentimientos que podrían sentirse, pero a final de cuentas, después de días sin piensos ni sientos, -que tal vez fueron solo un "momento de lucidez"-, decidí cortar esos hilos que una vez fueron dorados y preciosos.
Los corté claro, sin avisarle al "finado en vida", no fué necesario por supuesto.
Perdonado está de todo lo que sin saberlo tenía que ser perdonado.
Avisado está de todo lo que nunca tendrá que ser avisado.
Agradecido en un instante que fué un parpadeo mientras corté el último hilo, por todo lo aprendido en ésta mitad de mi vida.
¿Mentarle la madre?...no. Como dice la mas sabia de todas las sabias que es mi dulce, inteligente, amable y generosa madre: "en un problema de dos, la culpa siempre es de los dos"...
Corté los lazos, ni siquiera tuve que firmar un acuerdo de nada, tener abogado presente, ni publicarlo en un periódico, ni avisarle, ni llorarle, ni sentir victoria o tristeza.
Simplemente los corté y con ello vino el silencio que necesitaba que no implicaba el taladreo diario de sus palabras a mis oídos que no me ha dejado pensar por años.
Y como dice mi gran amiga Lydia que tiene los mismos años que mi madre:
"Toda mujer tiene derecho al menos a diez años de viudez..es el mejor estado civil en el que te podrás encontrar, y si no me crees, véme".
Y entonces decidí pasar a ser Viuda en Vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario