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sábado, 13 de noviembre de 2010

Un jardín

Hoy, como siempre, una cosa lleva a otra.

Pensé en casa de mis abuelos.

Era (bueno, es...solo que ya no de ellos), exacta y perfecta. Bueno, casi perfecta.
La construyeron cuando mi papá tenía algo así como veintitantos años.
Sé que mi papá estuvo involucrado en la construcción.
Tenía un jardín al frente con un árbol que podaban religiosamente cada determinado número de años. Era un colorín. Y bajo el colorín había lágrima de niño, que nunca pisábamos por miedo a romperla.
En el garage había un Coronet café.
Olía a coche nuevo pero viejo.
O a coche nuevo de viejitos.

Nunca lo usaron. No recuerdo a mi abuelo manejando.
Solo recuerdo que cuando mi papá se quedaba sin coche, iba por el Coronet y lo usábamos mientras...
Seguramente como lo que nos platicaba ayer del Galaxie 500 azul que tuvo: se calentaba la bomba de gasolina y tenía que parar en una tienda a comprar un Tehuacán frío y chorrearlo a presión para enfriar la bomba...
Probablemente alguna de esas veces no funcióno y se llevó ese coche...

Lo que mas recuerdo de esa casa que llevaba por número un 573 es el jardín trasero.
Desde el comedor había una puerta corrediza que daba a un pequeño jardín.
Tal vez medía 3 x 3, o poco mas, no tengo idea...
No había nada interesante en él. Nunca jugué en el.
Era el paso para ir al "estudio-taller" de mi abuelo del otro lado.
Un taller lleno de magia y de misterios.
De cajitas, estiques, recortes de periódico, plastilinas...relieves de bronce a medio hacer...dibujos, esculturas a medias, herramientas antigüas, un teléfono de baquelita, pinturas en polvo, latas de talco mennen, un sacapuntas, lápices perfectamente afilados...

Y ese jardín, y el tamaño de esa casa, fueron las que siempre pensé medidas perfectas.
Suficientemente acogedoras en olores y en tamaño. En colores y en sol. En resplandores y oscuridades justas.

Siempre, especialmente, pensé en un jardín como ese. En el que pudiera sembrar albahaca, lavanda, jitomates. Un aguacate. Un limonero. Cilantro, epazote y perejil.

Un jardín al que después le inventé nombre de huerto vertical, en un pedazo de azotea en algún departamento que algún día tuviera.

Un jardín vertical...

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