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martes, 23 de noviembre de 2010

Jade verde

Cuando escuché el nombre me gustó.
Sonaba a Yucatán, a mundo maya, a Palenque, a tumba con ofrendas en verde por supuesto.
Sonaba a algo imaginario.
Sonaba a lo que olía, a lo que olía en mi, a lo que llevaba puesto...

Salimos a cenar como una "ordenada y ex-disfuncional" familia, y mientras compartíamos la mesa, enumeraba mentalmente las cosas y hechos que ya no son tolerables para mi.

Desde mucho antes de empezar a cenar.
Desde el coche y los sentidos contrarios (dos), la calle prohibida....el semáforo en rojo.

Llegando al lugar, el estudio minucioso de los precios, el comparativo de la copa vs la botella de vino...
¿qué cual quiero?

pues el que se te dé la rechingada gana...que lo que opine, o el que quiera, seguramente será mentalmente sumado y cuestionado al total de una cuenta que lleva veintiun años...

Pero eso solo lo pensé...contesté amablemente un "el que quieras"---

Y así transcurrieron dos horas, después de pelear mas salsa para los  ravioles, que si cobraban por órden...que por qué...que no debería ser...
Hasta los treinta pesos del estacionamiento...que si con el sello convenía, que si sin el sello...
Para una diferencia de 30 vs 32 pesos...
Para nada...para dos pesos.

Para que al regreso les dijera a los dos que me importan, ya que estábamos solamente los tres en camino a nuestro hogar:
"Niños...necesito que siempre sean generosos en la vida. Siempre. Es una regla de vida, de convivencia. Es obligatorio."

"¿Por qué lo dices Mamá, por algo en especial?"

"Si. Porque hay que ser generosos en espíritu, hay que dar siempre todo, no a medias.
Hay que ser completos y no compartir media alma...
Hay que gozar. Hay que vivir...
Así sean con sus novias, con sus amigas, con sus amigos, entre ustedes...como hermanos...
Siempre. Es una regla de vida, una obligación de vida. Un modus vivendi..."

"Si Mam, así seremos..."

Llegué a prepararme para dormir, con sueño pero con un algo que me llevó a abrir la puerta con cremas y aceites y algodones y etcéteras que abro y cierro varias veces por las mañanas y por las noches...

Tres, cuatro horas antes la había mal cerrado, o mal acomodado, o mal puta-madre-lo-que-sea las puertas.
Y horas después, la abro y en un parpadeo oigo algo que se estrella en el suelo.

Tardé fracciones de segundo en querer entender lo que había pasado...

Si.

Ese Jade Verde, ese que viajó de Hong Kong a España y a México a través de varias manos.
Ese que me había puesto solo en contadas ocasiones.
Ese que me regaló quien ocupa mis piensos y se acomoda en mis sientos.
Ese se estrelló en el piso para dejar un instantáneo charco verde que soltaba circulitos de jade que se metían en mi nariz mientras mi boca solo emitía un llanto-grito-gemido que decía en una voz que no era mía: "no puede ser"...


Y empecé a llorar lágrimas verdes, mientras mis hijos mostraban su generosidad dándome abrazos que valen mas que mil jades...pero no llegaron hoy, por lo menos hoy,  a camuflajear los miles de extraños ni intraños que se me partieron en el alma cuando se partió el vidrio del verde jade.

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