Mis favoritos

jueves, 10 de marzo de 2011

Cuando

Cuando cierro la puerta, cierro las chapas y doy los primeros pasos mientras Merlina maulla sus diarias bienvenidas, me come la ausencia de presencias.

Hice larga, larguísima la tarde...por no hablar de la mañana...trabajar, comer lentísimo y solísima, manejar, llevar, traer, nadar, baño lento con un sauna, vestir en pausa metódica y estirada...

Hasta la nadada me trató mal hoy.

¿Cómo chingados puede, a los casicuarentayun años, una nadadora "velocista", convertirse en "fondista"?

Llevaba el MP3 puesto y trataba de tomar ritmo al ritmo de la música: Joaquín Sabina cantado por María nosequé, U2, Morphine, Chichi Peralta, Dionne Warwick, y mas rítmicos etcéteras.

Y simplemente no podía tomar el ritmo: brazada derecha con patada izquierda (una solamente para no gastar energia) y viceversa...No podía. Mi motor siempre ha sido la patada y ahora tengo que dejar de bailarla.
Treinta y cinco años nadando de una forma para cambiarla en este momento de mi vida.
Chingadamadre....

Recordé a un entrenador que me dijo en cuanto me vió nadar la primera vez hace unos tres años: "tu fuiste mariposista, tu patada de crawl va desde la cadera, con ritmo y ondulatoria...tu no tomarás clases de salsa"...
Y los otros...¡a tomar clases de salsa!, claro...me incluí totalmente arrítmica en tierra firme y me reí como enajenada todas esas fiestas de nadadores bailantes...

Todo eso pensaba al ritmo de Chichi Peralta mientras no podía coordinar respiración a ambos lados y patadas y brazadas contrarias.
Contradictorias.
Arrítmicas.

La alberca no me trató bien hoy.

Y.

La ausencia en mi hogar de un abrazo no me dió una bienvenida rítmica y cálida...

Ahora solo pienso y siento la última canción del MP3 mientras aflojaba al final de la rutina acuática y vespertina de un jueves de marzo en donde ya no puedo seguir tan melancólica y pesarosa si ya está de lleno la pinche primavera...

How can I tell you...

1 comentario:

TORO SALVAJE dijo...

Para nadar hay que tener ganas.
A veces disfruto mucho en la piscina y otras en cambio me parece un suplicio.
Cuando se convierte en tortura salgo de la piscina y adiós.
Torturas las justas.

Besos.