miércoles, 19 de mayo de 2010
Corazones de hojalata
Los tenía en mente desde hace años, pero por motivos que no voy a mencionar ahora, no los había tenido en mi poder.
Y finalmente, caminando en una calle empedrada bajo un sol agobiante los encontré. Los armé como un rompecabezas en la mente imaginándolos en la pared blanca que dá al espantoso cubo del edificio.
(es tan frío que necesita calor en forma de corazones de hojalata al ladito)
Hace días que no tengo ganas de ser Diosa (las Diosas deben tener los pies bien puestos sobre la tierra para exponenciar poderes en tiempos determinados), así que tomé mi caja de herramientas que en realidad es una bolsa llena de clavos, tornillos, taquetes, una extensión eléctrica, unas pinzas que dejó el plomero olvidadas una vez y me puse a clavar corazones de hojalata en el alma de mi pared blanca.
Mientras lo hacía pensaba por primera vez desde el día de Brígida que estoy convirtiendo este espacio mio en un recinto de adoración a mis cosas favoritas de estos nuevos tiempos: sobre mi cabeza cada noche una sirena de alambre, una acuarela del mar irlandés, una foto de platino tomada por mi Arcangel Miguel, mis santos: Patricio, Ignacio y Esteban, un Sol y una Luna, mascaras de papel maché, una impresión de mi favorito John Singer Sargent, fotos, libros de poesía, ángeles, y la foto del Druida acompañada de una especie de mano de Fátima, otro corazón, y un ojo turco que me regaló la Gitana...Unas matrushkas de cuando era niña que no se cómo llegaron a mis manos, pero recuerdo infinitas veces armándolas unas dentro de las otras, siempre sorprendida. Una jirafa chiapaneca que compré cuando compré un rebozo igualmente chiapaneco...
Y mi orquidea, a la que por mas cariño y empeño le pongo no quiere florecer aunque ya estemos a media primavera (y para darle mas fuerza, ahí quemo mis deseos de luna nueva cada veintiocho días)
Pero colgando los corazones, por primera vez pensé que aunque estoy peleada con las relaciones terrenales...recordé, sentí y soñé despierta, mientras daba martillazos y doblaba clavos, que si quiero volver a amar y volver a enamorarme.
Si tengo ganas terrenales de volver a tener ese sentimiento, pero no es tiempo aún...
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