miércoles, 5 de mayo de 2010
Los Angeles
Los Angeles si existen.
Están disfrazados, y aunque no lo creas se disfrazan de lo que necesitas según las circunstancias.
Lorenzo ha sido mi Angel desde el día que nací. De hecho, él y su sangre -igual que la mía-, celta-oaxaqueña me dieron vida. El me ha enseñado la generosidad y las sonrisas en sus infinitas formas.
Ella, la celta, que por segundo nombre se llama Anne, también me dió la vida. Ella me ha enseñado a ser prudente y respetuosa, pero a la vez a manifestar mis ideas siempre diciendo la verdad. Ella me llevó de la mano al mundo de los libros y del té negro. A la cocina a crear e inventar a partir de galletas horneadas muchas delicias más.
Pero hay otros Angeles que no se manifiestan hasta que entran en el momento preciso en tu vida y ni sabían ellos, ni tu que debían esperar.
El Arcángel Miguel.
Lleva siendo mi Angel Guardián de Cabecera unos meses...aunque a mi lado lleva exactamente treinta y cuatro años.
Es mi hermano menor en esta vida terrenal.
Y como hermano menor, y como hermana mayor, no hacíamos mas que pensar con indiferencia respecto a ambos.
Hasta que llegó un punto en nuestras vidas en que sin esperarlo, chocaron e hicieron una pequeña explosión. Y entonces me dí cuenta que tenía mucho que decirle. Mucho que enseñarle y mucho que aprender de él.
Y me dí cuenta de eso con una carcajada, con una sonrisa, con una emoción en el alma en forma de brinquitos.
Ganas de hablar.
Ganas de repetir miles de detalles que parecían olvidados, y los encuentré de repente.
Ganas de ser ese hombro, una y mil veces, donde ese hombre, hace apenas unos meses hundió su cara en un llanto de niño y me abrazó como nunca lo había hecho...
Y no supe el motivo, solo supe que lo abracé igual de fuerte.
Y ahora sé el motivo.
Y es, mi misma historia, pero vista desde la perspectiva de un Arcángel...
El Arcangel Miguel.
Mi Hermano menor.
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