Puedo apostar...
No sé que apostaría.
El anillo que uso todos los días.
El Claddagh.
El mundo es un pañuelo.
De lino o desechable, eso no importa.
El mundo es un pañuelo.
Pero de todos, quien menos lo creería sería él.
Eso apostaría.
No creería lo cerca que está de mi.
No creería que la magia la hago YO ahora.
No creería que los lugares que deja, los ocupo yo o alguien sumamente cercano a mi.
Ni la remota idea tiene él.
No creería que hoy después de que me preguntaran...
¿quieres saber la verdad?
dije que si, y supe toda su verdad.
La que probablemente ni él conoce.
La supe, y lo mas soprendente del asunto, es que no me sorprendí al saberla.
La sabía perfectamente, pero no la había puesto en palabras.
La supe siempre como la lluvia que cayó toda la tarde.
Como la musica del bajo, del teclado y la guitarra que escuché junto con la voz de esa mujer que parece bajada del cielo hace unas horas.
La supe y ya la sabía.
Y la supe, y con eso terminé mi día nueve.
Tan orgullosa de mí al saberla.
Tan orgullosa de saber que no caí en sus garras, en sus embrujos porque desde el día que lo conocí al mismo tiempo que me enamoraba luchaba por zafarme.
Haciendo magia oculta e inconsciente
Tan victoriosamente librada salí que nunca lo sabrá, y no será necesario.
Nunca fué una competencia, aunque él perdió.
El pañuelo está en mi cajón.
Si, es de lino, está bordado.
Era de mi abuelo.
Tiene un trebol irlandés.
No tres espirales (esas se las hubiera bordado yo...)
Pero es mío, y en un momento estuve dispuesta a regalarlo a él, como miles de cosas que le hubiera dado, generosamente, sin miramientos, sin cuestionamientos.
Pero lo mas importante es que ese pañuelo se queda doblado, ligeramente almidonado, con agua de verbena en mi cajón, y no en el suyo...
Qué triste debe ser bajar de rango, pasar a ser simplemente "él"...ni siquiera con mayúscula....
Con restos de lástima.
Con pena.
Con nada.
Sin nombre, ya sin letra...
Simplemente un pronombre como cualquiera...
Alguien que ya no puede llegar al rango de una letra...
Tanto que lo admiré.
Tanto que lo defendí ante mi y ante los demás.
Tanto que lo presumí.
Y además de que "el mundo es un pañuelo", hay que agregar otra ley de vida:
"que la vida misma dá muchas vueltas...", y esas vueltas son en espiral, y en cualquier momento lo traerán de nuevo por estas tierras, por estos sures. Por éstas coordenadas...
A ti, si a tí...
Que fuiste tanto, tan redondo, tan completo, y ahora...
Ahora, tristemente...no eres mas que una imágen colgada en mi pared en forma de foto del Soho, como recuerdo, como mantra que se repite defendiendo un motto: "Jamás debo permitir que mi vulnerabilidad caiga rendida ante nada ni nadie."
(me hubiera encantado que hubieras sido aunque fuera una décima parte de todo lo que inventé de ti...)
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